En España podemos presumir de tener algunas de las construcciones modernistas más espectaculares del mundo. Una de ellas, siendo desconocida para muchos, es una de las joyas arquitéctónicas más antiguas de Europa y esconde una historia fascinante.
Ubicada en Reus y construida entre 1901 y 1908 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, contemporáneo de Gaudí, se encuentra la Casa Nàvas, un testimonio del lujo, la creatividad y el esplendor de la burguesía catalana de principios del siglo XX.
Lo que hace única a esta casa no es solo su belleza abrumadora, sino el hecho de que ha llegado a nuestros días prácticamente intacta, a pesar de que durante la guerra civil una bomba destruyó una parte importante de su estructura, además de ser objeto de herencias a través de varias generaciones.
Mientras otras construcciones modernistas han sido reformadas, esta casa ha permanecido fiel a su diseño original, incluyendo la decoración y el mobiliario, lo que la convierte en una cápsula del tiempo perfecta para explorar cómo vivían las familias acomodadas de la época.
Desde su fachada ornamentada con piedra tallada meticulosamente hasta los intrincados detalles de su interior, la casa refleja el deseo de su propietario, Joaquim Navàs, un próspero comerciante de tejidos, de demostrar su éxito a través del arte. De hecho, no escatimó en gastos, y esto se nota en cada detalle: los mosaicos venecianos, las lámparas modernistas y los delicados vitrales son solo algunos de los elementos que hacen que la casa sea un festín visual para quien la visita.
Casa Navàs: el testigo de un legado familiar centenario
La historia de las herencias de la Casa Navàs comienza con su propietario original, Joaquim Navàs, quien nunca llegó a vivir en ella. Sin embargo, tras su construcción, permaneció en manos de la familia Navàs hasta la muerte de su esposa, Josepa Blasco, en 1936.
A pesar de la riqueza y prestigio de la familia, los conflictos generados por la Guerra Civil Española provocaron que la casa sufriera algunos daños debido a una bomba que provocó la destrucción de su torre. Sin embargo, la familia Blasco continuó siendo la encargada de mantener la casa hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.
En las décadas posteriores, la Casa Navàs pasó por varias generaciones de herederos, sobrinos de Josepa, ya que los dueños originales no tuvieron hijos. Estos, aunque mantuvieron la propiedad, tuvieron dificultades para afrontar los costos de mantenimiento de esta imponente obra modernista.
A lo largo del tiempo, algunos de los muebles y objetos más valiosos de la casa fueron vendidos para mantenerla, pero su estructura principal se mantuvo casi intacta. Fue en noviembre de 2018 cuando la casa pasó a manos de los actuales propietarios, un empresario y una de las herederas de la familia, quienes emprendieron una exhaustiva restauración para devolverle su esplendor original, incluida la reconstrucción de la torre para abrirla al público y asegurar así que este legado modernista continúe siendo apreciado por futuras generaciones.
Actualmente la Casa Nàvas oferta distintos tipos de visita (guiada, vermut, verbenas e infantiles), a partir de 10 euros, y se recomienda comprar las entradas con antelación.