El transporte público de Luxemburgo va a ser gratis, y pronto otros países seguirán este ejemplo
Luxemburgo es un remanso de paz, una ciudad idílica, casi un locus amoenus. Y lo es por muchas razones. Por ejemplo, a pesar de que cada vez hay menos homicidios en el mundo por ejemplo, Islandia (0,3 homicidios por cada 100.000 habitantes) y Eslovenia (0,6), Luxemburgo aún registra menos, incluso hay años que registra cero.
A esto se suma, además, unas políticas extraordinariamente innovadoras. La última de ellas ha sido que el acceso al transporte público sea gratuito en todo el país. Sí, en todo el país. Y, aunque se nos antoje una rareza, muy pronto otros países podrían copiarle el modelo.
Transporte público
El nuevo gobierno de Luxemburgo decidió el 5 de diciembre convertirse en el primer país en hacer que su sistema de transporte público fuera gratuito para todos los habitantes del país.
El país, bastante pequeño y con una población de solo 600 000 habitantes, se encuentra en una posición única. Su capital, la Ciudad de Luxemburgo, sufre una de las peores congestiones de tráfico del mundo, ya que 400 000 personas viajan a la ciudad cada semana para trabajar.
Luxemburgo ya tenía un transporte público bastante económico: un pase de tren para todo el día cuesta a los pasajeros solo 4 €, y la mitad para un viaje de dos horas. Cualquier persona menor de 20 años ya podría viajar gratis.
Tomar la decisión de hacer que sus trenes, tranvías y autobuses fuean gratis para todos a partir de 2020 fue el siguiente paso lógico.
La decisión de Luxemburgo sigue una lógica similar a la de más de dos docenas de ciudades en Francia y Alemania, que redujeron o eliminaron las tarifas de transporte público en los últimos años. Cuando la ciudad francesa de Aubagne eliminó las tarifas en 11 rutas de autobuses populares en 2008, el número de pasajeros aumentó un 142% y los viajes en coche disminuyeron un 10% durante tres años.
Incluso París está barajando esta idea. La primera capital europea que experimentó con la idea fue Tallin, Estonia, en 2013. Los residentes de la ciudad pagaron 2 euros por una "tarjeta verde" que les otorgó viajes ilimitados. Este verano, el pequeño país báltico liberó todo su sistema nacional de transporte público para atender a los 1,3 millones de habitantes de Estonia (los sistemas de tránsito de ciudades del país aún están sujetos a tarifas).
Así pues, la tendencia parece clara: si se bajan o eliminan las tarifas al transporte público, todos salimos ganando. Y el medioambiente, también.