
Hay destinos que lo tienen todo: un entorno natural sobrecogedor, un patrimonio histórico que nos transporta en el tiempo, una gastronomía que conquista al paladar más exigente y una atmósfera única que convierte cada rincón en una postal inolvidable. Son lugares donde la belleza no es solo visual, sino sensorial y donde cada paso nos regala una nueva sorpresa.
Uno de esos destinos es Alquézar, un pueblo medieval enclavado en el corazón de la provincia de Huesca que parece extraído de un cuento. Con su encanto atemporal y su historia impregnada en cada piedra, es el lugar ideal para una escapada inolvidable.
Situado en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, Alquézar se alza sobre un paisaje de impresionantes formaciones kársticas, barrancos esculpidos por el tiempo y ríos de aguas cristalinas. Un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura.
Alquézar, la villa medieval que ofrece una de las estampas más bonitas de España
Su nombre proviene del árabe "al-Qasr", que significa "la fortaleza", en referencia a su origen como bastión defensivo en la época musulmana. Esta fortaleza, convertida posteriormente en la Colegiata de Santa María la Mayor, es uno de los grandes atractivos del pueblo. Su claustro románico con capiteles esculpidos y sus impresionantes vistas sobre el río Vero la convierten en una visita obligada.
Pasear por las calles empinadas de Alquézar es hacer un viaje en el tiempo. Sus casas de piedra, con balcones de madera y tejados rojizos, nos llevan a la Edad Media, mientras que sus pequeñas plazas y miradores ofrecen panorámicas que parecen sacadas de una pintura. La Plaza Mayor, con sus soportales, cada una con sutiles diferencias, es el corazón del casco histórico, ideal para detenerse a disfrutar de la calma del lugar.
Aunque el pueblo es una obra de arte que se debe admirar en conjunto, hay otros sitios imprescindibles para visitar, como el Museo Etnológico Casa Fabián, que permite adentrarse en la historia y costumbres del pueblo a través de una antigua casa restaurada con mobiliario, utensilios y herramientas que muestran cómo era la vida cotidiana en tiempos pasados. Y para los que buscan una vista panorámica inolvidable, el mirador Sonrisa del Viento es una parada obligatoria. Desde allí se puede contemplar la imponente belleza del entorno natural, con una perspectiva única del pueblo y de los barrancos que lo rodean.
Un entorno para disfrutar con todos los sentidos
Pero Alquézar no es solo historia y arquitectura. Su entorno es un paraíso para los amantes del senderismo y la escalada. La ruta de las Pasarelas del Vero es sencillamente espectacular, un recorrido que sigue el curso del río a través de pasarelas suspendidas en la roca, ofreciendo vistas impresionantes de los cañones y del agua esmeralda que fluye por el fondo del barranco. Estas pasarelas permiten recorrer tramos de difícil acceso y adentrarse en la belleza natural del desfiladero, convirtiendo la caminata en una experiencia única. Además, la Sierra de Guara es conocida internacionalmente por ser uno de los mejores destinos de barranquismo en Europa.
La experiencia en Alquézar no estaría completa sin disfrutar de su gastronomía. La cocina local ofrece delicias como la ternasco de Aragón, el queso de Radiquero, las chiretas y los vinos del Somontano, que acompañan perfectamente cualquier comida. No hay mejor manera de cerrar el día que degustando estos manjares en alguna de las terrazas del pueblo, con la silueta de la colegiata iluminada al fondo. Una imagen para no olvidar jamás.
Imágenes de Facebook Turismo Alquezar