Entendemos las críticas, es lamentable lo que ha ocurrido y lo sentimos. Pero nuestra intención no era engañar a nadie
Estas han sido las palabras del portavoz de la Agencia Estatal de Innovación y que nos han dejado un poco con un palmo de narices porque nos lo habíamos tragado todo. Con esto, el tiempo seguirá existiendo en Sommar, ya que todo fue una campaña publicitaria que se les fue de las manos.
Nos creímos lo idílico de la situación, de la pequeña población de Noruega rozando el Círculo Polar Ártico en la que no anochece en dos meses y en la que la gente hace su vida sin tener en cuenta la hora que es, porque lo que marca sus vidas es la luz. Pues todo era mentira.
Todo nació de una propuesta nuestra de lanzar una campaña, la gente de Sommar se mostró entusiasmada y quiso participar. Lo problemático fue no dejar claro que estábamos detrás y que no era una iniciativa de los vecinos.
Con esto dejan claro que fue una campaña publicitaria que no explicaron como tal, sino que presentaron como si fuera una información verídica. Si vas a Sommar sí que tendrás que seguir horarios, sí que habrá una hora para el check-in y el check-out del hotel y en las tiendas no se te va a abrir la puerta a las 4 de la madrugada si te apetece un paquete de patatas fritas. El problema surgió de la nota de prensa que Visit Norway le envió a todos los grandes medios de comunicación del mundo como si fuera una noticia verídica: los 300 habitantes de Sommar, con sus 69 días de luz total al año y sus 69 de oscuridad, habían firmado una propuesta para eliminar los horarios y los relojes. Todo ilustrado con alegres fotos de la entrega de firmas en el parlamento y de los relojes en el puente. Ni rastro de una mísera nota al pie diciendo que era una publicidad bastante original.
Lo que queda ahora es esta rectificación y esta petición de perdón de la Agencia Estatal de Innovación, dejando claro que no volverán a hacer nada similar y esperar a que se apaguen los restos de la campaña y lo que suene es esa marcha atrás. Eso sí, en ningún momento nos han quitado las ganas de visitar Sommar ¿verdad?
Imágenes | Sommarøy Arctic Hotel Tromsø y Harald Groven