Una de las rutas de peregrinación más emblemáticas y transitadas a nivel mundial es el Camino de Santiago, que atrae anualmente a cientos de miles de personas de diferentes partes del mundo. Este trayecto, con sus diversas variantes suele ser una experiencia transformadora para muchos. Sin embargo, no todo es positivo, pues a medida que aumenta su popularidad, también se incrementan los desafíos relacionados con la seguridad y el bienestar de los peregrinos, particularmente de las mujeres que lo recorren solas o en pequeños grupos.
En los últimos años, numerosas mujeres han denunciado episodios de acoso sexual y violencia durante su travesía, encendiendo alarmas sobre la vulnerabilidad de ciertos tramos del recorrido. Estos incidentes incluyen agresiones verbales, comportamientos intimidatorios, exhibicionismo e incluso amenazas físicas.
El caso más trágico y mediático ocurrió en 2015 con el asesinato de Denise Thiem, una peregrina estadounidense que fue asesinada mientras realizaba el Camino Francés, desaparición que no solo impactó profundamente a la comunidad internacional, sino que también puso en evidencia las carencias en la seguridad del recorrido. Este macabro hecho impulsó cambios en la infraestructura y protocolos de seguridad en algunas regiones, pero dejó claro que es muy complicado garantizar que el Camino sea un espacio tranquilo para todos.
Las denuncias en el Camino van en aumento
Según Pedro Blanco, Delegado del Gobierno en Galicia, el año pasado recorrieron el Camino 446.000 personas, el 53% de ellas mujeres. En recientes declaraciones a los medios, Blanco señaló que "más de 230.000 mujeres lo hicieron el año pasado, y muchas de ellas no dudaron en hacerlo solas".
Precisamente este es el colectivo más vulnerable. Recientemente The Guardian publicaba que nueves mujeres han relatado historias de como fueron perseguidas o acosadas por hombres durante su recorrido, especialmente en áreas rurales o poco transitadas. Sin embargo este número es la punta del iceberg que Camigas, un foro para mujeres que hacen el Camino, califica como "endémico", y denuncian que no existen unas estadísticas reales de este problema.
Dentro de las historias que ha recogido el diario londinense, se encuentra la de Sara Dhooma, quien enfrentó uno de los momentos más aterradores de su vida en las afueras de Mieres, en el norte de España. Mientras recorría un tramo del Camino, notó que un hombre la seguía. Intentó refugiarse en un café, pero al salir, el mismo hombre parecía esperarla más adelante. En ese momento, él se bajó la cremallera de los pantalones y se tocó los genitales.
Horrorizada y sin nadie cerca, Dhooma intentó huir, pero el hombre la persiguió. Desesperada, vio una casa con humo en la chimenea, empujó la puerta y gritó pidiendo ayuda. El agresor la siguió hasta allí, intensificando su miedo. “Pensé que iba a morir, no sabía qué quería hacer”, relató.
Por suerte, la casa pertenecía a un policía fuera de servicio, lo que probablemente evitó una tragedia. Más tarde se descubrió que el hombre llevaba un cuchillo y balas en su mochila, además de tener antecedentes por violación. "Si no hubiera encontrado esa casa, no sé qué habría pasado", confesó Dhooma.
Algunas recomendaciones para hacer el Camino de Santiago en solitario
Estos sucesos han motivado demandas públicas de mayor seguridad, con propuestas que incluyen mayor vigilancia, patrullajes regulares en zonas rurales, y la creación de canales de denuncia más accesibles para las víctimas.
Aunque las autoridades han implementado medidas como la campaña “No caminas sola” y el uso de aplicaciones como AlertCops, que permite compartir la posición con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que en caso de emergencia o riesgo los puestos policiales puedan atender a la usuaria de forma más eficaz, muchas peregrinas consideran que la sensación de inseguridad persiste y se trata de un problema muy extendido.
Desafortunadamente para personas que hagan el Camino en solitario, especialmente mujeres, se realizan algunas recomendaciones que pueden opacar un poco la experiencia, pero que a su vez pueden marcar la diferencia: realizar tramos menos transitados en compañía de otros peregrinos, evitar áreas remotas durante horas de poca luz y por supuesto mantener el móvil con batería y acceso a herramientas de comunicación.