Alrededor del mundo, hay estaciones de tren que se han convertido en un reclamo turístico para las ciudades que las albergan. Muchas de ellas destacan por su arquitectura histórica, valor patrimonial, o su transformación en centros culturales, convirtiéndose en puntos de interés que atraen a visitantes que buscan el encanto que las caracteriza.
Precisamente la Estación Internacional de Canfranc, situada en el Pirineo aragonés, durante mucho tiempo fue conocida como "la estación más bonita de España" gracias a su imponente arquitectura y su singular historia. Inaugurada en 1928, la estación fue un proyecto ambicioso concebido para ser una puerta de entrada entre España y Francia, uniendo ambos países a través de los Pirineos. Su diseño neoclásico, inspirado en los grandes palacios europeos, incluye una fachada de más de 240 metros de largo y detalles arquitectónicos que la llevaron a ser considerada como una de las grandes joyas de la arquitectura industrial española. Durante años, esta estación fue un símbolo de innovación y grandeza, pero su esplendor fue fugaz.
Con el paso del tiempo y después de incidentes como el descarrilamiento de un tren en 1970 que dañó el puente que conectaba con Francia, la Estación de Canfranc cayó en desuso. El transporte ferroviario entre España y Francia se interrumpió, y la estación, una vez activa y bulliciosa, quedó abandonada. Su decadencia fue gradual y lamentada por muchos a pesar de haber sido declarada Bien de Interés Cultural en 2002. Sin embargo la belleza de sus instalaciones continuó atrayendo a turistas y fotógrafos que la consideraban un tesoro arquitectónico olvidado.
De la decadencia de una estación abandonada a la grandeza de un hotel cinco estrellas
La historia de Canfranc dio un giro con la compra de la estación por el Grupo Barceló. Con una inversión importante, Barceló transformó este edificio histórico en un lujoso hotel de cinco estrellas que abrió sus puertas en 2023 y que llegó a ser calificada por el Financial Times como "una de las mejores aperturas del mundo".
Esta renovación no solo rescató la estación del deterioro, sino que también respetó su esencia, preservando su fachada y el encanto de sus interiores. Ahora, el hotel de Canfranc combina el lujo moderno con la atmósfera nostálgica de la arquitectura original, ofreciendo a sus huéspedes una experiencia única en un edificio que fue, y sigue siendo, un ícono de la historia ferroviaria europea.
Un lugar que te transporta a los años veinte
Quienes han visitado el hotel coinciden en que entrar allí "es como viajar en el tiempo". Además de la gran belleza de su entorno, lejos del bullicio de las grandes ciudades e incluso de la actividad de cualquier pueblo, Canfranc es un oasis de paz y tranquilidad.
Sus habitaciones han sido creadas para brindar una experiencia de lujo acogedora y distinguida, con materiales presentes desde siempre en la estación, como madera y latón, tejidos suntuosos como el terciopelo y una paleta de colores que evoca la sofisticación de los años 20. Cada espacio está adornado con toques art déco y detalles textiles que hacen un guiño al patrimonio de la región.
Además, el hotel cuenta con una amplia propuesta gastronómica a través de sus tres restaurantes, incluido uno con estrella Michelin que combina tradición y modernidad bajo la dirección del chef Eduardo Salanova, que ofrece una exclusiva inmersión en la alta cocina aragonesa.
El hotel cuenta con una amplia oferta de experiencias exclusivas para sus visitantes. Su elegante sala wellness, equipada con una zona de aguas y un gimnasio de última generación, proporciona un espacio ideal para el cuidado personal y la relajación. Además, el spa ofrece una selecta variedad de tratamientos que completan la experiencia de bienestar.
Uno de sus mayores atractivos es el recorrido guiado por la histórica estación de tren, que transporta a los visitantes a la época dorada del ferrocarril. Durante la visita, se comparten historias, anécdotas y leyendas que revelan el valor cultural de esta emblemático edificio. Y para quienes disfrutan del contacto con la naturaleza, el hotel también organiza actividades al aire libre, como excursiones guiadas por las montañas y rutas en bicicleta, diseñadas para descubrir la espectacular belleza del Pirineo Aragonés.