Tras pasar el verano en la ciudad, rodeado de trabajo y sin aire acondicionado, ahora me toca a mí una escapada rápida de fin de semana. Londres es uno de los destinos que en casa estamos barajando desde hace tiempo, y cosas de los freenlances, tenemos cierta flexibilidad a la hora de improvisar viajes. Además, en la anterior visita a la ciudad quedó pendiente una vuelta por el Tate.
Normalmente mi pareja y yo nos pasamos un par de horas en el ordenador, siempre hemos organizado nuestros viajes online, pero esta vez me picó la curiosidad. ¿Debíamos probar con la agencia que acababa de abrir en la esquina? Siempre se veía algún cliente dentro y tenía ofertas interesantes. Decidido, me toca a mí hacer de explorador, al fin y al cabo no iba a perder nada y la verdad, me puede el espíritu de periodista: había que probar para poder opinar.
Me toca la agencia
Eran casi las cinco cuando me puse las zapatillas y bajé a la calle, decidido a probar suerte en la agencia. Cuando llegué, aún estaba cerrada, pero solo tuve que esperar 10 minutos a que levantasen la verja. Rápidamente me atendió la dueña, con una sonrisa de oreja a oreja. Mientras esperábamos a que arrancase el ordenador y se iniciase el sistema, me estuvo enseñando unas revistas de viajes de aventura por todo el mundo.
Vamos al ordenador. Primero empezamos por revisar los paquetes de fin de semana. Avión directo, nada más salir del trabajo el viernes y vuelta el domingo, para llegar a cenar a casa. Pero claro, la aerolínea no era low-cost. Las baratas no suelen ofrecer paquetes, me dijo la dueña. Lo mismo con los hoteles, todos increíbles, pero fuera de precio para nuestro presupuesto. Nos salía a unos 600 euros el fin de semana, en función del hotel, y con comidas aparte. La falta de antelación (poco más de un mes) jugaba también en nuestra contra.
En la agencia empezamos a mirar las opciones por separado. Ahí los precios bajan, pero los horarios son peores y se me hizo difícil decidir
Así, tras ofrecerme un caramelo y un vaso de agua (viva el trato personal, pienso), empezamos a mirar las cosas por separado. Ahí los precios bajan, pero las condiciones, claro, son peores y se me hizo difícil decidir. Parecía imposible reducir el precio por debajo de los 400 euros. Al final, le digo que me lo voy a pensar. Vuelvo a casa, con varios folios de ofertas impresas dispuesto a descubrir si mi pareja había superado a la agente de viajes.
La búsqueda online
Cuando volví a entrar por la puerta eran algo más de las seis. “¡Tengo el viaje perfecto!”, escuché enseguida. Viniendo de alguien que todavía estaba en zapatillas y no se había movido del sofá, esa frase significaba mucho. Así que volvamos a las cinco a repasar los pasos de esta otra persona a la caza de la escapada buena, bonita y barata.
Lo primero que hizo, ya desde el móvil, fue entrar en diferentes comparadores de viajes. Tras un vistazo a los comparadores de billetes (los había desde 46 euros ida y vuelta por persona) y ver hasta qué punto el precio del avión iba a influir en el presupuesto del viaje, llegó la hora de los hoteles. Gracias a buscadores y comparadores online, allí estaban todos los hoteles de Londres. Lejos y cerca del centro, lujosos y para mochileros, con Internet y desayuno o sin ningún extra, de grandes cadenas y pequeños negocios…
Así que, a las seis de la tarde, tenía ante mí el resultado. En lugar de hojas de papel desordenadas, podía ver fotos, vídeos, opiniones de otros clientes… Y estaba el tema del precio. Vale que los horarios de los aviones eran algo peores y los hoteles no eran de una cadena conocida, pero nuestro presupuesto lo iba a agradecer.
La próxima vez, quizá vuelva a consultar con la agencia de mi calle, pero el mes que viene nos vamos a Londres con billetes y hoteles contratados por Internet. El gasto total, después de elegir una habitación modesta, pero céntrica y con desayuno, fue de 190 euros.
Actualización. Quedan dos días para irnos y me acaba de escribir un amigo que vive en Londres, que el sábado nos invita a cenar y a dormir en su casa. Menos mal que el hotel era flexible. Mientras me cepillo los dientes, antes de salir al trabajo, entro en la app y cambio la reserva sin problema.
Consejos para planear un viaje
No todos los viajes son una escapada a una ciudad vecina. A veces, se requiere algo más de planificación. Aquí van algunos trucos aprendidos en esta y otras muchas ocasiones.
1. Escoge a dónde, decide cuándo. Agosto ya no es el único mes para coger vacaciones. La mayor parte de trabajos dan flexibilidad al respecto. Así que empieza por decidir a dónde ir y cuándo viajar. Puedes preguntar a tu círculo de conocidos y también puedes leer blogs de otros viajeros y foros.
Comunidades online como la de Tripadvisor tienen información de todas partes del mundo, para todos los bolsillos y todo tipo de viajeros. También hay buscadores, como Skyscanner, que te permiten buscar las mejores ofertas a un destino durante todo el año y viceversa, los mejores destinos en función de los días disponibles.
Una de las ventajas de hacerlo por Internet es la posibilidad de acceder en todo momento a las reservas si en el último momento quieres cambiar
2. Piensa qué quieres hacer. Llevar todo planificado o dejarse llevar es algo que depende del tipo del viajero. Sin embargo, reflexionar sobre qué tipo de viaje o itinerario se quiere hacer es importante. Algunas aerolíneas ofrecen viajes con llegada y salida desde diferentes ciudades. A veces es también necesario coger algún vuelo interno que, con antelación, saldrá más barato. Lo mismo sucede con los hoteles, si lo dejamos todo para el último momento, puede que suban los precios.
Además, una de las ventajas de hacerlo por Internet es la posibilidad de acceder en todo momento a las reservas. Si en el último momento quieres cambiar, siempre puedes aprovechar cualquier rato muerto para modificar la reserva desde la app. Para ello, claro, es esencial con una buena conexión, estable y que te permita manejar varios dispositivos con fluidez.
Un pack de contratación de fibra en casa y datos móviles con un precio interesante es esencial para este tipo de gestiones. Lowi por ejemplo, tiene ofertas interesantes. Además los megas que no utilices en un mes puedes acumularlos y aprovecharlos al siguiente, algo muy interesante puesto que no siempre se tienen los mismos hábitos de conexión. A las pruebas me remito.
3. Compara y compra. A la hora de comprar, las tarifas tienen mucho peso en nuestra decisión final, pero no son el único aspecto. Así, a través de webs como Kayak o Momondo (aunque hay muchas más) podremos comparar vuelos y hoteles en función de nuestras exigencias. Otras plataformas son más específicas, como Google Flights o Skyscanner para vuelos y Booking.com o Trivago para hoteles. Cada una tiene sus ventajas y sus propias ofertas, por lo que es recomendable consultar varias antes de decidirse a comprar.
4. No descartes las ofertas de última hora. Si no te importa arriesgarte o te da igual a dónde viajar, una buena opción son las ofertas last-minute. Existen webs especializadas en este tipo de gangas de última hora, como Viajeros Piratas (que cuenta también con un sistema muy útil de alertas al móvil o al correo) o Lastminute.com.
5. Piensa en la logística. ¿Necesito un visado para el país dónde voy a viajar? ¿Tendré que ponerme alguna vacuna especial? ¿Y cómo voy a hacer con el dinero, pediré una tarjeta de crédito? Hay un montón de detalles logísticos a tener en cuenta a la hora de viajar. La respuesta, como no, está en Internet.
La web para viajeros del Ministerio de Asuntos Exteriores, es un buen punto para empezar y buscar información de fuentes oficiales sobre todos los países del mundo. Además, la mayor parte de los trámites (como visas o solicitud de tarjetas) también se pueden hacer online, desde la comodidad del hogar.
Basta de consejos, que hay que dejar algo para la imaginación. Yo ahora me voy a pensar qué meter en la maleta para Londres. Supongo que no hay que explicar cómo se dobla la ropa o se prepara un neceser de viaje. Pero, por necesitáis ayuda, YouTube tiene la respuesta y un montón de trucos para conseguir la maleta perfecta.