Stein am Rhein, donde las fachadas están pintadas con elaborados frescos
Bienvenidos al pequeño pueblo de Stein am Rheim (Piedra del Rin), la única población suiza del lado norte del Rin, la última frontera.
Lo más característico de esta preciosa ciudad de callejuelas estrechas y sinuosas es su centro histórico medieval, dominado por edifcios con entramado de madera que fueron pintados con elaborados frescos.
Pueblo cívico
Además de los frescos, que la hizo merecedora en 1972 del primer premio Wakker, entregado por la Sociedad de Patrimonio Suizo, Stein am Rheim es mucho más.
El ambiente general parece proceder directamente de un cuento de Hansel y Gretel. Cada detalle, cada adorno, todo está meticulosamente conservado y dispuesto para transportarte a otra época.
Por si fuera poco, entre el 1 de diciembre y el 4 de enero, los tenderos decoran tan profusamente los escaparates que consiguen imprimir en el visitante la sensación de que se ha metido de lleno en las páginas de un cuento de hadas.
En la ciudad está, además, el lugar de culto más antiguo del cantón Schaffhausen: una iglesia consagrada a San Juan Bautista en medio de los restos del Tasgetium, una fortificación erigida por los romanos en el siglo III.
Sobre una cima de casi mil metros de altura, la ciudad está vigilada por el castillo medieval de Hohenklingen: en 1449 era usado como torre de vigilancia para posibles enemigos que pudieran llegar desde el norte.
En 1863, sin embargo, se transformó en un spa y restaurante de alto copete. Hace pocos meses que el castillo fue completamente renovado, no sin cierta polémica a causa de unos turbios asuntos políticos y económicos.