En el extremo norte de Escandinavia, donde el Círculo Polar dibuja otro mundo, vive un pueblo único y orgulloso de su historia: los samis. A la zona se la conoce con el nombre de Laponia, y se tiende a llamarles “lapones“ pero éso no les gusta nada. ¿Por qué?
La maravillosa naturaleza de la Laponia se extiende desde Noruega, pasando por Suecia y hasta Finlandia. Los bosques y grandes superficies se suceden, salpicados de lagos y ríos ricos en salmones y truchas. Los pequeños pueblos se establecieron con la llegada de los hombres “del sur“, ya que el pueblo sami ha sido hasta hace poco una de esas comunidades itinerantes, nómadas que iban de la costa al interior buscando las mejores condiciones para criar a sus enormes rebaños de renos.
Hoy en día los samis ya no viven en poblados como el de la foto. Ahora viven en casas convencionales, continúan criando renos pero ya no los siguen caminando por la nieve con raquetas, sino que lo hacen con motos de nieve y 4×4, aunque su vida sige regida por los ritmos vitales de estos animales. La legislación les obligó a asentarse, escolarizar a sus hijos, establecerse, aunque los hombres y mayores tuvieran que seguir migrando a la costa durante el invierno.
El vestido tradicional de los sami está hecho de sucesivas capas de prendas, en colores y diseños muy vivos. Con la palabra “lapp” se hace referencia a un montón de ropa vieja para ser remendada, por lo que el sentido derivado de la palabra “lapón” hace referencia a personas vestidas con andrajos. Un sentido marcadamente peyorativo que los samis sienten como una afrenta.
Para entenderlo habría que haber vivido generaciones sufriendo la marginación y el prejuicio. Generaciones de marginación social, política y económica y actualmente siguen luchando para hacer valer sus derechos como los del resto de los habitantes de los países donde viven. Por suerte, hace pocos meses tuve la oportundiad de viajar a la Laponia sueca y pasar un día con ellos, hablando de sus historia, sus costumbres, sus valores. Una experiencia muy valiosa que me ha servido para conocer a los samis, un pueblo activo, inteligente, orgulloso y actualizado. Una cultura valiosa que podremos disfrutar en cualquier rincón de la maravillosa Laponia.
Foto | Maria Victoria Rodríguez
En Diario del Viajero | Suecia: Kungsleden, la senda del Rey de Laponia