Continuamos nuestro paseo por Perpiñán que iniciamos hace unos días. Traspasada la Puerta del Castillet, nos internamos en el casco histórico de la ciudad, con un ambiente totalmente distinto al que dejamos atrás.
Si hasta ahora nos rodeaban edificios del siglo XIX y principios del XX, con detalles modernistas y amplias plazas y avenidas, ahora viajamos a la Edad Media en pocos pasos. Las aceras bajo recovas, los balcones que dejan ver las vigas antiguas que los sostienen. La piedra y los revestimientos de colores que llevan las fachadas pintan un cierto color propio de la ciudad: el ocre, a veces con toques de añil.
A poco de andar nos internamos por callejuelas hacia nuestra izquierda y llegamos a la Plaza de la Catedral que preside el templo de San Juan Bautista. Este templo fue construido entre 1324 y 1509 por lo que tiene raíces románicas y sigue los lineamientos del gótico meridional francés. Tiene una sola nave, aunque originalmente el proyecto tenía tres.
Esta iglesia debía reemplazar con mayor boato a la Iglesia de San Juan el Viejo, románica (siglo VIII a X) que se encuentra a su lado norte. Aún puede verse su portal y las imágenes que lo decoran aunque su estado no permite su visita. Durante siglos ha sido usada hasta de establo y la restauración aún no ha llegado (foto inferior).
La Catedral de San Juan Bautista es un digno ejemplo gótico y por aquí pasa una de las tantas variantes del Camino de Santiago. Sus vidrierías son bellas y esbeltas, con un suelo en damero blanco y negro hermoso. La única nave tiene 80 metros de largo, 16 de ancho y 26 de alto. Las proporciones góticas para elevar los ojos al ansiado Cielo.
Tal vez su decoración no es tan florida como el gótico que se desarrolló en el corazón de Francia y con algunos magníficos ejemplos en Italia y España. Sin embargo, es elegante, sobria y serena. Su órgano es digno de mencionar ya que data de 1504 y desde entonces está en funcionamiento. El retablo principal, sin embargo, es mas nuevo, del siglo XIX.
Aquí se encuentra la estatua yaciente de Sancho de Mallorca que gobernara el Rosellón y trajera la sede del Arzobispado a Perpiñán desplazando a Elna que había sido sede del poder desde la época de los romanos. Los restos de Sancho se encuentran enterrados en la Catedral de Palma de Mallorca.
De la Catedral cabe destacar también el coro, una hermosa pieza de ebanistería del siglo XVII que se conserva en perfecto estado. Desde la Catedral se pasa a lo que debería ser su claustro, pero que no tiene.
En su lugar se encuentra el Camposanto, una amplia explanada porticada que es anterior a la construcción de la catedral. Si bien se han encontrado enterramientos, parece ser que su función principal era la de realizar los ritos funerarios de la época, algo asi como una sala de velatorios al aire libre y cerrada a la calle. De hecho, en uno de sus vértices hay una pequeña capilla románica, desprovista de decoración ni retablo, donde se preparaban los cuerpos para dichos ritos.
Una curiosidad es que la Catedral tiene dos carrillones. Uno de 46 campanas fundidas en 1878 que se encuentra en una torre campanario en mitad del cuerpo de la catedral y unido a la iglesia de San Juan el Viejo. El segundo grupo de campanas, se ubica en el campanario del reloj (1418), cerca de la puerte principal. Está coronado por un típico trabajo de herrería que encontraremos en otras iglesias de la región.
La Catedral abre todos los dias desde las 07.30 a 18 horas. Entrada gratuita.
Fotos | María Victoria Rodríguez En Diario del Viajero | De Barcelona a Perpiñán: Expreso + TGV En Diario del Viajero | Perpiñán: de la Estación de Tren al Centro Histórico En Diario del Viajero | Perpiñán: la Plaza del Castillet En Diario del Viajero | Perpiñán: el Castillet