Perpiñán

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En nuestro último post sobre Perpiñán recorrimos la plaza del Castillet y nos quedamos a sus puertas para comenzar a recorrer el casco histórico de la ciudad. Detengámonos a observar el Castillet.

Por esas cosas de la lengua compartida y adaptada, el Castillet puede nombrarse como “Castellet” o “Castillo pequeño”. Incluso los propios franceses lo llaman con la pronucnicación catalana así como muchas de sus calles llevan los nombres en ambas lenguas. Toda una larga historia compartida ha dejado huella.

Se trata de una construcción militar casi única en su tipo en la zona. Una combinación de fortaleza, muralla y palacio aunque las primeras funciones prevalecen sobre la última. Lamentablemente se ha perdido casi todo el recorrido de las antiguas murallas de Perpiñán en pos de ampliaciones sucesivas a medida que la ciudad crecía.

Volvamos un poco a los inicios de Perpiñán para imaginarnos la función del Castillet. Ya en el siglo XIV se construye la parte correspondiente al Castillet grande siguiendo las órdenes del entonces Rey de Aragón a quien pertenecían estas tierras por entonces. De hecho,Juan I nace en Perpiñán. La defensa de la ciudad por entonces era simple y con los siglos fue ampliándose y ganando un puente levadizo (que ya no existe), torres y murallas.

En el siglo XVII y ya bajo el dominio francés, Luis XIV (el famoso Rey Sol) manda al Marqués de Vauban y principal ingeniero militar del reino, a que construyera una serie de ciudades amuralladas en el confin sur de sus territorios. Así nacen Vilafranca de Conflent, Mont-Louis y Perpiñán o Perpignan se encierra en una compleja estructura con el Castillet pequeño, torres almenadas, pasadizos, y demás.

Hoy el Castillet se mantiene en pie, junto con la Porte de Nôtre-Dame que en su momento señalaba la salida hacia Paris. Este monumento-palacio-fortaleza es el símbolo de la ciudad y te sorprenderá ver ondeando en su torre tanto la bandera francesa como la señera, otro recordatorio de la historia compartida entre el Languedoc-Rosselón y Cataluña.

Se encuentra allí la oficina de turismo que, como todo en Perpiñán, permanece cerrada los domingos y los lunes (sí, el comercio también suele cerrar los lunes por aquí). Como les comenté en otro post, llegué a Perpiñán desde Barcelona con la combinación de trenes que permite viajar en el TGV francés, una escapada muy recomentable.

Atravesando la Puerta de Notre Dame, o rodeando la torre, entramos de lleno a las calles del casco histórico que recorreremos en el próximo post sobre Perpiñán.

Foto | María Victoria Rodríguez En Diario del Viajero | Perpiñán: La Plaza del Castillet

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