La mayor ciudad del sur de Italia tiene atractivos suficientes para organizar una visita, a pesar de la (mala) fama que la precede. Si estás pensando en meterte en el ambiente napolitano, desde Diario del Viajero te damos algunas pistas.
Vedi Napoli e poi muori. Ver Nápoles y después morir. Bueno, no seamos tan trágicos. Si bien la ciudad es conocida por su alta tasa de robos a los turistas, esto no debe frenarte en tus planes. Debes tener en cuenta, por ejemplo, mantener tu bolso o mochila siempre a mano. Siempre, aun cuando estás en una terraza tomando un café, o cuando te estás registrando en el hotel.
Las calles angostas casco histórico de la ciudad también son propicias para que te pierdas, o para que una pequeña moto pase a tu lado a toda velocidad y se lleve tu bolso que llevabas al hombro. Como en otras muchas ciudades turísticas del mundo, tendrás que ir con los ojos bien abiertos.
Como recompensa, tendrás una hermosa ciudad para recorrer. Te sugerimos:
- La Catedral pasa casi desapercibida. Está en la calle Duomo y tiene el baptisterio más antiguo de Occidente: el Baptisterio de San Juan en Fuente con mosaicos paleocristianos del siglo IV. En la Catedral, además, está la famosa sangre de San Genaro que milagrosamente se licua cada 19 de septiembre, aniversario de su muerte, como prueba de que sigue protegiendo a la ciudad.
Recorre las calles Benedetto Croce, Duomo y Tribunali y verás un abigarrado conjunto de iglesias, tiendas de souvenirs, conventos, tiendas que venden todo tipo de belenes, oratorios, pizzerías, tiendas de artesanías y de alimentos frescos, y hasta alguna de lotería por si quieres probar suerte.
Detente en la Piazza del Gesù Nuovo, donde destaca la fachada con almohadillado en punta de diamante de la Iglesia del mismo nombre. Entre y verás un fresco de Francesco Solimena, hijo de la ciudad. También una buena colección de relicarios y exvotos ya que es el lugar elegido por los devotos de San Giuseppe Moscati, médico santo (incluso podrás ver su cama).
Cruza la plaza para visitar la Iglesia de Santa Clara, especialmente el claustro de su convento.
La Iglesia de Sant’Angelo a Nilo, es conocida como Capella Brancaccio, por haber sido fundada en 1384 por el cardenal Rinaldo Brancaccio, cuyo sepulcro fue realizado por Donatello, Michelozzo y Pagno di Lapo. Este último realizó obras para iglesias asturianas.
Baja al subsuelo de la ciudad y recorre la Nápoles subterránea.
En la Iglesia de San Domenico Maggiore se conservan 42 féretros de miembros de la Corte de Aragón y el Cristo que habló a Santo Tomás de Aquino borrándole de un plumazo su escepticismo. El santo vivió y estudió en este barrio, y en este convento.
Un paseo por el Museo Capilla Sansevero nos enfrentará a mucha obra clásica especialmente a las de Guiseppe Sanmartino, un exquisito en el arte de la escultura. Un artista poco conocido pero, a mi entender, al nivel de Miguel Angel. Para los amantes de las cosas raras, en la cripta exhiben un par de moldes del aparato circulatorio humano, masculino y femenino.
El Pio Monte della Misericordia es una institución artística que merece visitarse, tan solo para poder ver Las siete obras de la misericordia de Caravaggio.
Hagamos un alto gastronómico para probar la mejor pizza de Nápoles (y eso es mucho decir en la ciudad italiana famosa por sus pizzas): Antica Pizzaria dell'Angelo
Es verdad, en Nápoles el tráfico es endemoniado, pero vale la pena "el riesgo" para conocer una ciudad muy rica. Además de lo que te sugerimos aquí, detente a mirar el ambiente de las calles, los gritos y bocinazos que forman parte de la comunicación normal entre napolitanos y verás que todo ese caos también forma parte del encanto de Nápoles.
Fotos | acetosa888, Perrimoon y Gianni Dominici En Diario del Viajero | Mas sobre Nápoles