La ciudad de Londres es hermosa por donde se la mire. Sus parques eternamente impecables. Sus perspectivas desde el Támesis desde una orilla u otra. Su arquitectura que nos pasea por todos los siglos y estilos. Su clase y elegancia.
Este ambiente caóticamente equilibrado, donde los "centros" se suceden hilvanando una visita variopinta, da espacio a cientos de esculturas que llevan el arte a la calle.
Pues bien, para algunos críticos especializados, algunas de las obras que decoran la ciudad no merecen tanto respeto porque no las consideran de valor suficiente para estar exhibidas en la "gran capital".
Después de ver el vídeo, pienso que las esculturas artísticas no son sólamente aquellas que podemos disfrutar desde la respetuosa distancia de un museo. Las figuras de bronce de plazas y edificios, tienen el valor de cualquier obra de arte y, además, el de acompañarnos en nuestro camino diario.
A mí, personalmente, me encanta sentarme a compartir banco de plaza con Churchill o Lennon. No por "cercanas" las considero menos valiosas.
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