Si hace poco os convencía para que os embarcarais en un viaje de descubrimiento de Bulgaria, hoy os propongo una ruta un poco diferente por su capital, Sofia. Cinco de mis rincones favoritos de la ciudad y os aviso desde ya que se trata de una selección totalmente personal que estoy segura de que os va a enamorar igual que a mí.
Si estáis en Sofia es normal y lógico que queráis ver los sitios más icónicos. Aquí tenéis un ejemplo de cómo sería un paseo ideal por la ciudad cuando tienes poco tiempo y quieres ver lo más importante. Sin embargo, si tienes tiempo de sobra os animo a que descubráis estos cinco puntos de la capital que, desde luego, no te van a dejar indiferente.
Halite
Esto os puede sonar raro, pero cuando viajo me encanta ir a los mercados. Era inevitable, entonces, que me gustara Centralni Sofinski Hali, el Mercado Central de Sofia, conocido popularmente como Halite. Apenas a unos pasos de la estación de metro de Serdika, en pleno centro, se levanta este edificio con una impresionante fachada modernista. En el interior nos espera una estructura de aires victorianos a base de pilares, balaustradas y vigas de hierro que a mí personalmente me tiene enamorada. En el sótano podéis ver restos arqueológicos mientras coméis en la pequeña y baratísima cafetería, y yo, personalmente, os aconsejo una parada en el puesto de zumos frescos y las diferentes pastelerías y panaderías.
Rotonda de Sveti Georgi
Se trata de una de las iglesias más curiosas que podemos encontrar en Sofia. Una diminuta iglesia redonda consagrada a San Jorge que se encuentra situada un poco escondida, en el patio entre el hotel Sheraton y el palacio de la Presidencia, que sin duda merece la pena una visita. Sobre un templo precristiano se alza la iglesia que es utilizada como tal desde el siglo VI, convirtiéndose así en una de las más antiguas de Europa. Dentro podréis ver diferentes frescos medievales, de los que destaca el Pantocrator de la cúpula y el friso con los retratos de los profetas. El año pasado estaban con obras de restauración, esperemos que lo dejen bien bonito.
El Jardín de la Ciudad
Además de los mercados me gustan mucho los parques, imagino que se debe a que en mi ciudad no abundan precisamente. Una de las cosas que más me gustó de Sofia es la cantidad de parques públicos que hay, casi en cada esquina, y la gente hace uso de ellos, como debe ser. Al Jardín de la Ciudad vais a ir seguro, no sólo porque está en el centro, sino porque es donde se encuentra el impresionante Teatro Nacional Ivan Vazov. Sin embargo, os animo a que disfrutéis de este precioso parque, que os sentéis en sus bancos alrededor de la fuente o que juguéis al ajedrez con los locales. Es uno de los sitios que más echo de menos, de verdad, en el que siempre hay gente pero la tranquilidad es total.
Plaza Slaveykov
A este punto le tengo un cariño enorme y muy especial. En esta plaza, situada a un par de minutos de la avenida Vitosha, la más comercial y concurrida, se encuentra la Stolichna Biblioteka, la Biblioteca de la Ciudad, donde trabajé durante seis meses. Por si fuera poco, en esta plaza hay una feria del libro permanente y en sus puestos podéis encontrar libros muy baratos y en diferentes idiomas. La plaza lleva el nombre del nacionalista Petko Slaveykov, y en uno de los extremos podréis encontrar un curioso monumento que representa a Slaveykov junto a su hijo sentados en un banco. No podéis iros de Bulgaria sin haceros una foto con ellos.
Museo Militar
Por último, uno de los lugares más curiosos de Sofia. La temática militar no es que me apasione especialmente, pero la casualidad quiso que visitara este impresionante Museo Militar en dos ocasiones, y a punto estuvieron de ser tres... Dentro podemos encontrar una colección bastante interesante de armas y uniformes históricos, con especial hincapié, como es natural, a las luchas contra el imperio otomano.Os confieso que estaba un poco enamorada (ejem) de Vasil Levski, el Apostol de la Libertad, y uno de los líderes de la insurgencia contra los rusos, y aquí pude conocer más sobre él. Sin embargo, lo más impresionante se concentra en el patio del museo, con una colección de maquinaria militar que ha dejado boquiabierto a más de uno. La entrada al museo cuesta 10 levas (unos 5 euros), pero podéis visitar gratis uno de los patios exteriores y ver un montón de aviones, tanques y demás parafernalia.
Me dejo en el tintero muchos sitios increíbles, y es que seis meses dan para mucho... En cualquier caso, me alegro de poder compartir con vosotros estos sitios tan especiales, de haceros partícipes de una experiencia tan increíble como fue esta. Seguiremos visitando Bulgaria, no os preocupéis.
En Diario del Viajero | Guía básica para viajar a Bulgaria
Fotos | Sarah Manzano