La costa de Irlanda del Norte no solamente se condensa en la mítica Calzada del Gigante, el trayecto desde Belfast a través de la carretera de la costa nos lleva por pueblecitos pesqueros de gran belleza. A lo largo de toda la costa este las pequeñas montañas van originando valles, hasta un total de nueve, y besan el mar con sus plácidas laderas de verde.
Larne, Ballygalley, Glenarm, Crushendal, Glenariff, son bonitos pueblos pesqueros diseminados por la costa en cuyos prados también dan lugar a bonitas caminatas y partidas de golf en campos considerados como lo mejores del mundo.
Uno puede alquilar un coche y realizar toda la ruta por si mismo. Si pretendéis hacerlo en un día quizá conviene subirse a un tour que por 8 libras os harán el recorrido y explicarán con detalle cada uno de los lugares más emblemáticos.
Cuando se llega al norte de la isla, el famoso puente de cuerda Carrick-a-rede, nos trae una de las sensaciones fuertes de la jornada. A una altura de unos 100 metros el puente une tierra con una pequeña isla entre acantilados. Lo rodean playas que parecen caribeñas y el verde de las montañas crea un espectáculo precioso de colores. Especialmente si el sol brilla, sereis incapaces de pensar que verdaderamente os halláis en la Isla Esmeralda. Cruzar el puente es toda una experiencia, aunque la cola para cruzarlo os desmotive un poco, merece la pena subirse sobre las cuerdas y cruzarlo mirando al vacío y sintiendo la ligereza del puente.
Muy cerca de ahí se encuentra el pueblo de Bushmills con su famosa destilería de whisky. Se trata de la más antigua del mundo aunque es posible que en algún lugar de Escocia también lo digan de la suya. En el mundo del turismo siempre ocurren esas cosas. La destilería es una parada obligada para todo amante del ben whisky. Además, en la tienda encontrareis algunas botellas únicas; los precios, por supuesto, también lo son.
El punto culminante de la excursión es sin duda la Calzada del Gigante. Se trata de una extensa formación de columnas de basalto (unas 40.000) que surgieron hace unos 60 millones de años a raíz de una erupción volcánica. Las columnas tienen una curiosa forma como si de pequeños pilares o enormes adoquines se trataran. En Escocia, apenas a 14 millas de distancia, se hallan unas formaciones basálticas similares y de ahí la leyenda del gigante que quería construir una enorme calzada para cruzar el mar. Realmente es un lugar que cambia radicalmente si lo visitamos en un día soleado o nublado ya que los rayos del sol ofrecen un espectáculo precioso cuando iluminan las rocas.
El lugar está reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y merece la pena tomarse su tiempo, no sólo para contemplar las formaciones basálticas a la orilla del mar, sino también para disfrutar del escenario de acantilados que rompen la costa que para mi gusto merecen más la atención que la calzada misma.
Existen dos caminos a escoger en la misma entrada; hacia arriba serpentea un camino que nos ofrece una vista de pájaro del lugar sobre los acantilados. La segunda opción nos acerca hacia las formaciones basálticas en la misma orilla del mar.
Es recomendable subir el primer camino ya que a su vez realiza un recorrido circular y así podréis contemplar el lugar desde una perspectiva inigualable desde arriba de los acantilados. Después, volveréis por la costa, llegando a las extrañas formaciones de piedra como punto culminante de la excursión. El recorrido entero no ocupa más de una hora (contando las decenas de fotografías que vais a realizar)
Os dejo con un vídeo del lugar a vista de pájaro:
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Más información | Oficina de Turismo de Irlanda del Norte Tour a la Calzada del Gigante| Allen's Tours