El territorio europeo está plagado de parques y monumentos naturales, muchos de ellos bien conocidos por todos, y que atraen anualmente miles de turistas y viajeros. Hay, evidentemente, otros que no son tan conocidos pero si igualmente interesantes y que merece la pena visitar. En este artículo voy a hablar de cuatro de ellos, situados en Italia, Polonia, Noruega y Grecia. No son de los más famosos, por lo menos de puertas afuera de sus países, pero espero que os resulten tan interesantes y apetecibles como a mi.
Parque della Maremma. Situado en la costa de la Toscana y sólo accesible desde el pueblo de Alberese, donde está el centro de recepción de visitantes, por senderos estrictamente marcados de los que está prohibido salirse.
En su interior no hay refugios, bares ni restaurantes, por lo que el visitante ha de ir preparado para un día en la pura Naturaleza. Es un importante refugio para las aves, y alberga abundantes ejemplos de flora mediterránea. El interior del parque está plagado asimismo de monumentos de época etrusca, romana y medieval, conformando uno de los pocos lugares de Europa donde tanto la visita cultural como la natural son complementarias y plenas. Si no haces ruido quizá puedas ver ciervos, jabalíes, zorros, halcones, etc.
Parque Nacional de Bialowieski. Situado entre Polonia y Bielorrusia. Es el único lugar de Europa donde podemos ver bisontes en libertad.
Hay que recorrerla en grupo y con guía, para no perderse por sus 24,5 km de rutas turísticas, 3 de ellas para caminantes y 2 para bicicletas. Además, para acceder desde Bielorrusia debe de obtenerse primero el permiso del Ministerio de Interior.
Por la parte polaca se puede llagar en tren desde Varsovia o Siedlce hasta Hajnówka. Y desde Hajnówka a Białowieża hay una línea de autobús. También se puede coger un autobús desde Białystok a Białowieża.
En el interior del parque también hay un museo y la antigua residencia de los Zares de Rusia, con un magnífico jardín inglés. Es un excelente ejemplo vivo de como eran los bosques de centroeuropa hace más de mil años. Está declarada Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.
Valle de Aurland (Aurlandsdalen). Esta ruta es una de las más concurridas por los noruegos, aunque en invierno suele ser bastante solitaria. Como anécdota recordar que aquí se rodó El Imperio Contraataca.
Se trata de un valle glaciar de unos 40 kilómetros de longitud situado en el municipio de Aurland, Noruega. Discurre entre Geiterrygen y Aurlandsvangen. En el se combina la magia y espectacularidad de los valles glaciares con la presencia de una abundante y rica flora y numerosos elementos monumentales como los típicos saeter, el equivalente nórdico de las brañas asturianas, por ejemplo.
Garganta de Samaria. Es una de las mayores atracciones turísticas de la isla griega de Creta. Se trata de un parque de paredes verticales y brechas de piedra que nos sorprenden hasta la misma orilla del mar.
Situado en las cercanias de Chania, la garganta principal tiene unos 16 kilómetros de longitud y comienza a unos 1.250 metros de altitud. La parte más famosa es la llamada Puertas de Hierro, donde la garganta se estrecha hasta tener sólo 4 metros de anchura y 500 metros de altitud. Realmente no apto para claustrofóbicos.
En medio de la garganta se encuentra la ciudad que lleva su nombre, Samaria, abandonada en el año 1962. El parque es refugio de una especie de cabra endémica de la isla.