La visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba es casi una obligación para cualquier viajero que llegue a Andalucía. Para acceder a ella, el visitante entra primero en el patio de la Mezquita, donde se encuentran las taquillas de venta de entradas.
El turista desprevenido no se percatará que, al cruzar los altos y decorados portales desde la calle, se interna ya en el espacio de oración para el cual todo el recinto fue pensado. Este jardín murado podría ser el más antiguo de Europa, ya que se comenzó a construir junto a la Mezquita en el siglo VIII sobre una basílica visigoda.
El viajero entra en el patio de la Mezquita hoy se encuentra en un recinto cerrado y amplio, enlosado, empedrado y con hileras de naranjos entrelazados por un sistema de canalizaciones hacia cada árbol que rompen la monotonía y le añaden simetría al conjunto. Tiene 50 x130 m dividido en tres zonas, y hay que tener en cuenta que desde el principio tuvo funciones como lugar de oración.
En el centro del patio se encuentra una fuente. Junto a ella hay un olivo muy anciano completamente inaccesible por estar rodeado por una reja. Al parecer es el más antiguo de la zona, incluso algunos investigadores consideran que los olivos fueron anteriores a los naranjos y que puedan datar de la época califal.
Si vas a visitar la Mezquita-Catedral de Córdoba, tómate tu tiempo para sentarte a la sombra de alguno de sus árboles. Respira el aire perfumado y disfruta del silencio que acompaña la oración desde hace siglos sólo interrumpido por el sonido del agua... y las voces de los turistas.
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