Regatear el precio de un producto puede llegar a ser un arte. Así ocurre en los mercados o zocos de muchos países.
A mí no me gusta, no sé regatear. Me creo los enfados ruidosos de los vendedores ante nuestra primer contraoferta. Me desconcierta esa sensación de causa perdida cuando la transacción parece naufragar. Me molesta esa persecución y el sabor amargo de una “victoria” meramente económica.
Pero estoy equivocada, lo sé. Cualquiera que se haya paseado por un zoco marroquí o egipcio sabe que el regateo es una práctica casi obligada para no faltar el respecto a las costumbres locales. Pero no es fácil.
Para ayudarnos en este tipo de juego con idas y vueltas casi teatrales, les recomiendo leer un artículo sobre el Arte de Negociar escrito por una pareja de americanos que visitaron un zoco de Marrakech (en inglés).
Allí podremos ver que el regateo es un juego que se lleva adelante por el placer de negociar. Y que es una experiencia que involucre mucho más que un intercambio económico.
Vía | World Hum