El universo del souvenir daría para una tesis doctoral acerca de las fronteras de la belleza, lo kitch y lo hortera, a la vez que se relaciona con en esa necesidad psicológica de llevarnos una prueba palpable de nuestra visita (si pone “recuerdo de tal” gana puntos).
Pero hay un lugar donde, durante unos días, no me importaría adquirir algún que otro souvenir. Este lugar es Sweetwater, en Texas (aunque también se puede encontrar en otras poblaciones del oeste de Estados Unidos). Los días corresponden al Rattlesnake Round-up, un festival siniestro en el que se veden toda clase de cosas hechas con los cuerpos de serpientes muertas.
En Estados Unidos saben muy bien lo que es una serpiente de cascabel: alrededor de ocho mil personas al año sufren sus mordeduras. Pero en Texas se toman la revancha durante el Rattlesnake Round-up, durante el cual se celebra una cacería de dichos ofidios.
Tras la cacería, miles de estas serpientes acaban siendo llaveros, monederos o, incluso, acaban formando parte de un estofado de frijoles o en un canasto en pedazos rebozados. También hay diversos espectáculos en los que, por ejemplo, hay encantadores de serpientes. O se escoge a la Miss Snake Charmer. Suena delirante, lo sé.
Se celebra todos los años desde 1958, y el evento actualmente atrae a unos 30.000 visitantes por año. Se inicia oficialmente el segundo jueves del mes de marzo.
Con todo, la celebración se convirtió en una preocupación por el bienestar de los animales, y los grupos conservacionistas actuaron debido a las reclamaciones de crueldad hacia los animales. Así que algunas de estas celebraciones han respondido imponiendo restricciones de tamaño de captura o la liberación de las serpientes capturadas de nuevo en el medio natural.
El templo de las Serpientes
En el Templo de la Serpiente de Penang es un santuario budista donde las serpientes pueden deslizarse libremente entre los monjes, y también entre los turistas. Fue construido en 1850 en memoria del monje chino Chor Soo Kong. El templo se encuentra ubicado en el pequeño pueblo de Bayan Lepas.
Fotos | Daniel Martin Reese