El Djem, ciudad a tres horas al sur de Túnez, pasaría desapercibida si no fuera por su colosal y espectacular anfiteatro romano que alberga en el mismo corazón de la ciudad.
El coliseo fue construido por el emperador Gordiano alrededor del año 230 d.C. Con 148 metros de largo y 122 de ancho, tenía una capacidad para más de 45.000 espectadores, algo que algunos campos de fútbol de hoy en día soñarían.
Supone el edificio romano más grande realizado jamás en toda África. Sus arcos y sus muros de piedra ocre de colosal envergadura dejan sin aliento a más de uno; y sólo el hecho de pisar la arena, encontrarse entre esas gigantes paredes, imaginarse al público de hace más de 1800 años vitoreando y pensar en el próposito de semejante obra: ver hombres luchando hasta la muerte o la condena a ser devorado por tigres y leones produce escalofríos. Junto con la entrada a anfiteatro se puede también visitar el museo arqueológico al sur de la ciudad. Tiene una buena colección de mosaicos. Nada a comparar, por supuesto, con el espectacular surtido del museo El Bardo en la capital.
Djem está bien conectada en tren y la estación se encuentra a sólo 5 minutos del anfiteatro. Esta buena comunicación permite visitar el lugar y proseguir el viaje hacia otro punto del país.
Si hay hambre, el restaurante Bon Heur ofrece un buen menú a precio medio para llegar al siguiente destino sin agujero en el estómago.
Más información | Oficina Nacional de Turismo de Túnez