Noticias de Camino de Santiago en Diario del Viajero
Hace tiempo que me lo propuse: voy a hacer el Camino de Santiago. Y para ello estoy preparándome en distintos sentidos para que la experiencia sea positiva.
Después de miles de horas de vuelo/autobús/tren/barco/coche o burro, y de días enteros pasados en aeropuertos/puertos y estaciones, me enfrento a este desafío con la curiosidad del principiante.
Pensando y repensando el tema me pregunté:
¿Puedo hacerlo?
Sí, si bien no soy una persona especialmente entrenada, por lo que estoy estudiando, no se requiere ser un atleta para lograrlo. Me he propuesto ponerme a tono y desde hace unos meses estoy con voluntad siguiendo una rutina normal de gimansia que contrarreste las horas sentada frente al ordenador. Un poco más cerca de la fecha elegida, intensificaré mi “entrenamiento”.
¿Cuándo hacerlo?
Sobre este tema ya hablé aquí en Diario del Viajero. Mi primera opción era la del mes de septiembre o, a más tardar la primera semana de octubre. Sin embargo, el inicio de clases es un tema a tener en cuenta cuando se tienen hijos y tampoco quiero que me pille el otoño en pleno. Si veo que no llego, lo pospondré para la primavera. Aunque no sé si me aguantaré hasta entonces.
¿Qué ruta elegir?
Mi meta es cumplir los 130/150 kilómetros finales del Camino para llegar a Santiago de Compostela con mi objetivo cumplido. Podría optar por hacer el Camino por la Ruta de la Plata que sale desde Sevilla, o por las opciones portuguesas. También puedo tomar la variante de la primera conocida como Camino Sanabrés u optar por el tradicional Camino Francés. En esta etapa de mi programa no lo he decidido aún. Tal vez hasta pueda aprovechar para ir hasta Asturias a visitar esa hermosa tierra y desde allí hacer el Camino del Norte. Voy a ir estudiando las opciones y las iré comentando desde Diario del Viajero.
¿A qué ritmo lo haré?
En este tema influirán muchas cosas. El tiempo final que tenga para hacer el Camino: no menos de 8 días ni más de 12, en mi caso. Mi estado físico (y mental jaja). La motivación que suele empujarnos un poco más allá y la disponibilidad de servicios de apoyo en la ruta, especialmente albergues. Calculo que un buen ritmo será entre 10 a 15 kilómetros por día, sin esforzarme pero tampoco yendo muy lento.
¿Conectada o desconectada?
He aquí una cuestión que no es para tomar a la ligera. Hoy en día podemos contar con los gadgets necesarios para estar casi permanentemente conectados. No sé cómo pasaría todos esos días sin un ordenador, o sin una conexión wifi permanentemente a mano. Por ello pienso en llevarme un teléfono 3G y/o un miniordenador para ir posteando/twitteando la ruta a medida que la hago. Para ello, seguiré los consejos de nuestros amigos de Xataka. Hacer fotos o vídeos y subirlos inmediatamente sería un placer. Sin embargo me pregunto: ¿no sería una buena oportunidad para desconectarme de lo de afuera y buscar una conexión con lo más profundo de mí? Aprovechar la soledad y el silencio del Camino para buscar ese diálogo interior que tanto echamos en falta. ¡Qué dilema!
¿Qué llevar?
Mi mochila será necesariamente extraliviana. No peso mucho y como se aconseja llevar como máximo un 10% de tu peso como todo equipaje… pues bueno, tendré que sintetizar al máximo. Un par de mudas, algo impermeable para las contingencias del temperamental clima del norte y poco más. Un botiquín básico para las ampollas y lastimaduras que vendrán y algo para guardar mis impresiones (gadgets o papel y lápiz ). Por lo pronto, ya estoy poniendo en marcha las botas que me acompañarán en mi Camino de Santiago. Cómodas, compañeras de muchas otras aventuras, que me toman bien el tobillo para evitar lastimaduras y con tantas ganas de echarse a la ruta como yo.
Bueno, éste es mi punto de partida. Como verán, tengo algunas certezas y muchas inquietudes. Las iré solventando con mi investigación y vuestra ayuda.
¿Qué me aconsejais?
Continuará...
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