Siete pueblos de Mallorca que te enamorarán
¿Viajas a Mallorca y quieres ver más que playas? Sin duda, vas a tener muchas oportunidades. En cualquier estación, Mallorca tiene mucho que ofrecer. Hoy traemos siete pueblos de Mallorca que enamoran, de esos que se dejan recorrer saboreándolos sin prisas, descubriéndonos rincones y paisajes inolvidables. Los siete pueblos más fotogénicos de la isla.
Valldemossa
Está considerado uno de los pueblos más bonitos de España y probablemente sea el mejor en la isla de Mallorca. Se trata de una excursión imprescindible si estás en Palma, a muy poca distancia, en plena Sierra de Tramontana, sus callejuelas empedradas, sus fachadas adornadas con flores, sus miradores con vistas a la montaña, la Real Cartuja que alojó a George Sand y a Chopin... dejan en el visitante un recuerdo imborrable. Foto: Asier Sarasua Aranberri en Flickr-CC.
Deià
También es uno de los pueblos más bonitos de España y seguimos en la Sierra de Tramontana, patrimonio de la Humanidad. Aquí han residido artistas atraídos por la tranquilidad y el paisaje junto a la cercanía al mar en la coqueta Cala Deià. No dejes de subir a lo alto del pueblo de Deià: el cementerio cuenta con las mejores vistas. Foto: Random_fotos en Flickr-CC.
Sòller
Un poco más al norte en Tramontana tenemos el peculiar pueblo de Sòller, conocido por su iglesia, por su helado de naranja y los naranjos que salpican el paisaje, por su huella modernista y por el famoso ferrocarril que aquí nos deja desde Palma. Si has llegado aquí en coche, no te prives de coger otro trenecito que te lleva a Puerto Sòller (el mayor puerto natural de la costa norte de Mallorca) y así conocer la parte costera de esta localidad hasta la que llegan algunos cruceros. Foto: Mikael F en Flickr-CC.
Fornalutx
Junto a Sòller tenemos una pequeña joya, el pequeño pueblo de Fornalutx, abrazado por la sierra en un estrecho valle. Pequeño pero encantador, con calles empedradas, ventanas mallorquinas y "teules" o tejas pintadas en un tipo de ornamentación característica de la zona. Foto: Andreas Trojak en Flickr-CC.
Pollença
Cómo me gusta el sabor auténtico de las plazas de Pollença, sus tiendas con productos artesanales, el mercado, el convento y claustro de Santo Domingo, o la subida al Calvario (si el calor no aprieta) y las vistas que desde allí se obtienen, con todo el pueblo a nuestros pies, el Puig de Maria frente a nosotros y podremos ver hasta el mar. Foto: The Rowe Hill Rover en Flickr-CC.
Alcúdia
Abandonamos la Sierra de Tramontana y vamos al norte de la isla, a la bahía de Alcúdia. Alcúdia es uno de los pueblos más bonitos de Mallorca y podemos recorrer sus murallas, que rodean el centro histórico, prácticamente peatonal, con sus plazas y callejuelas que invitan a sentarse en alguna de sus innumerables terrazas o entrar en las tiendecitas. También podemos ver la iglesia de Sant Jaume o uno de los restos romanos más importantes en Mallorca: la ciudad romana de Pollentia. Saliendo del pueblo, no dejes de explorar sus innumerables playas y calas. Foto: Steve Wilson en Flickr-CC.
Artà
Avanzando hacia el este y la península de Llevant tenemos Artà, que nos atrapa con sus paseos peatonales y sus animadas plazas. Acabaremos parando a tomar un café en algún patio típico de las casas mallorquinas, en su teatro y por supuesto subiendo hasta el recinto amurallado y el templo de Sant Salvador, con unas vistas panorámicas del entorno. Foto: Sebastian Spieker en Flickr-CC.
Probablemente el listado se podría ampliar con nombres como Banyalbufar, Estellencs, Capdepera, Sineu... cada uno con su encanto especial. Pero estos son mis pueblos favoritos en Mallorca, aquellos a los que cuando puedo me gusta escapar, si puede ser en temporada baja o también a aquellas horas en las que no están atestados de turistas atraídos por su merecida fama.
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