Las bibliotecas portuguesas están infestadas de murciélagos y eso es bueno para los libros
Los libros son un soporta de incalculable valor donde reside la cultura de la humanidad desde tiempos pretéritos. Sin embargo, los libros son destruidos cada día, ya sea por el paso del tiempo, la voracidad de los insectos, las inundaciones, las llamas, las guerra y sobre todo de la vocación destructora de los fanáticos políticos y religiosos.
Por esa razón, que encontremos murciélagos en algunas de las bibliotecas de Portugal no es una mala noticia. Además de constituir un espectáculo visual, los murciélagos protegen los libros.
Control de plagas
En la Universidad de Coimbra, en el centro de Portugal, ya podemos encontrar murciélagos en su biblioteca. Es una de las dos bibliotecas portuguesas del siglo XVIII donde los murciélagos son huéspedes bienvenidos.
La razón tiene que ver con el control de plagas. Emergiendo al anochecer para consumir moscas, mosquitos y otras plagas antes de precipitarse por las ventanas de la biblioteca y cruzar la ciudad universitaria en busca de agua, los murciélago brindan un servicio indispensable: comen insectos que de otra manera se alimentarían de las páginas manuscritas.
Los bibliotecarios saben que estos murciélagos han estado aquí desde al menos el siglo XIX; todavía usan tela hecha de piel de animal para cubrir las mesas originales del siglo XVIII, protegiéndolas del excremento dejado por ellos. Y cada mañana, al igual que sus antepasados, los bibliotecarios quitan las pieles y limpian los suelos de la biblioteca.
Si quieres ver a estos guardianes custodios de la cultura, lo mejor es visitar la biblioteca al caer la noche. Otra opción es hacerlo un día lluvioso. Aunque no siempre se puedan atisbar, sin duda oirás los chirridos y aleteos en lo más profundo de la sala. Como si Drácula andara cerca.
Al noroeste de Lisboa, otra colonia de murciélagos interiores y exteriores se encuentra en la residencia de la Biblioteca del Palacio Nacional de Mafra. Este lugar resulta imponente para cualquier amante de la arquitectura y los libros.
Los suelos están cubiertos de azulejos de mármol rosa, blanco y gris, y las estanterías están llenas de manuscritos antiguos. Si la biblioteca parece familiar, puede ser porque sirvió como la Gran Cámara de Guerra liliputiense en la versión cinematográfica de 1996 de "Los viajes de Gulliver".
Además de todo ello, también hospeda murciélagos. Al caer la noche, se lanzan entre la colección de incunables de la biblioteca real monástica (libros impresos antes del año 1501 dC) que incluye una copia de la "Crónica de Nuremberg" y otras obras notables como la primera "Encyclopédie" de Diderot y D'Alembert.
La biblioteca rinde homenaje a estos residentes alados con una pequeña vitrina que exhibe los restos disecados de tres de ellos. Los murciélagos bibliotecarios.