Hay gente que se inventa países o ciudades, como ya os expliqué en El país de mentira inventado por un niño o “la más prolongada y detallada ensoñación jamás impresa”. Lo que no es tan frecuente es que un invento se acepte como cierto durante años... hasta que finalmente se descubre el error.
Ha sido el caso de una isla del Pacífico Sur llamada Sandy que científicos australianos acaban de descubrir que en realidad no existe.
La isla no era un error amateur de herramientas como OpenStreetMap, sino que aparecía reflejada en diversos mapas, publicaciones científicas de hasta el año 2000 y mapas meteorológicos. Incluso aparece en el programa cartográfico Google Earth.
La ilusoria isla debería localizarse entre Australia y Nueva Caledonia. Y probablemente hubiéramos continuado sumidos en el error si no llega a ser por una persona que casualmente pasaba por allí, advirtiendo que la isla no estaba. Esa persona es la geóloga María Seton, que estaba viajando a bordo del buque científico naval Southern Surveyor para estudiar el este del Mar de Coral:
Comenzamos a sospechar cuando las cartas de navegación utilizadas por el barco mostraban una profundidad de 1.400 metros en un área donde nuestros mapas científicos y Google Earth nos mostraban la existencia de una isla de gran tamaño. (...) De alguna manera este error ha sido propagado al mundo a partir de un banco de datos que se utiliza en muchos mapas.
Sin duda, una prueba más de que no debemos fiarnos del todo de los mapas, como ya vimos en Mercator, Atlas, ‘El ala oeste de la casa blanca’ y por qué los mapas del mundo no muestran de verdad cómo es el mundo.
Vía | lainformación