Los mapas inventados que aparecen en las primeras páginas de los libros de fantasía y que ayudan al lector a la hora de situarse en el entorno en el que se mueven los personajes tuvieron un precursor: J. R. R. Tolkien. El autor, apasionado por las lenguas y los mapas, incluyó en la primera edición de El hobbit un mapa dibujado por él mismo en el que figuraban las inmediaciones de la Montaña Solitaria, el objetivo del viaje de Bilbo Bolsón.
Por eso resulta tan irónico que ahora le demos la vuelta a la realidad, y sean los mapas reales los que estén cambiando para mostrar las ficciones que habitaban en los libros de Tolkien, sobre todo El señor de los anillos y El hobbit. El primero en hacerlo es el que corresponde a una ciudad holandesa, pero no es el único.
En Holanda existe un barrio del municipio de Geldrop, a las afueras de Eindhoven, cuyas calles tienen nombres de personajes y conceptos surgidos de la imaginación de Tolkien. Geldrop, a su vez, es un pequeño municipio de 28.500 habitantes situado en la provincia holandesa de Brabante Septentrional.
Si echáis un vistazo al mapa, descubriréis calles con nombres Gandalf, Aragorn, Galadriel, Frodo, Saruman, Bombadil, Gloin, Sam, Isildur o Faramir. No sé a vosotros, pero a mí me encantaría poder vivir allí solamente para decir la dirección donde me envían las cartas y los paquetes: sí, apunta, calle Gandalf número 3.
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La ciudad de Davis, en California, también posee un barrio cuyas calles están dedicadas a emplazamientos y personajes de la Tierra Media como Rivendel, Gamoburgo o Elendil. Davis es la ciudad más grande del condado de Yolo, aunque no es la sede del condado. Davis es conocida por basar su transporte en el uso de la bicicleta y por ser una de las ciudades más educadas del país. Davis ostenta la sede permanente del Hall de la Fama del Ciclismo de Estados Unidos.
Nueva Zelanda: plató natural
Naturalmente, si en vez de calles queréis escenarios, vuestro viaje tiene que estar encaminado a Nueva Zelanda. Y es que Nueva Zelanda parece un plató natural para las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Tolkien.Tal vez deba dejarle el testigo a Jorge Sánchez, autor de La vuelta al mundo en mil y un días. Sánchez narra como un buen día decide abandonar su ciudad natal (Hospitalet del Llobregat, Barcelona) para lanzarse a la aventura de dar la vuelta al mundo con lo puesto, recorriendo 50 países y territorios de los cinco continentes con apenas unos billetes en el bolsillo. Sin embargo, Nueva Zelanda le sorprendió especialmente: es un lugar perfecto, a nivel paisajístico, y casi parece una Europa en miniatura, pues dispone de fiordos noruegos, volcanes italianos, géiseres islandeses, picos suizos, islas griegas o playas españolas. Además, en Nueva Zelanda hay veinte veces más corderos que personas.
Basta con echar un vistazo al agreste paisaje rocoso de Tasmania en Dolomite o al musgo que crece sobre los caminos y troncos de Milford Track, que la poetisa inglesa Blanche Edith Baughan definió como el sendero de montaña más bello del mundo.
Además, en la propia Nueva Zelanda, si preferís la literatura ajena a la fantasía y más clásica, también podéis visitar las calles de Stratford, que tienen nombres de personajes de las obras de Shakespeare, por aquello de que fue en Stratford donde nació Shakespeare, aunque sea en el Stratford de Inglaterra.
Vía | Abadía Digital