Hace 28 años el Muro de Berlín seguía estando ahí para recordarnos una parte horrible de la historia, la separación que partió en dos Europa y una ciudad durante demasiados años. Hasta que cayó, y pasó a ser una atracción turística que como todo cuando es sobrevisitado empieza a deteriorarse. La solución: proteger el Muro con otro muro. Así serán las cosas.
Lo terrible de las cosas es que la gente va a visitarlas pero no se conforma con eso, quiere dejar su huella y quiere llevárselas a su casa. Eso no es viajar, eso no es hacer turismo, eso tiene otro nombre y es vandalismo. Así que no nos queda más remedio que poner soluciones si la gente no es capaz de mantener sus manos quietas.
La idea de proteger la sección más grande del Muro de Berlín de los efectos de la gente sin sentimientos no es nueva y lleva varios años sobre la mesa. La East Side Gallery, en Kreuzberg, es una maravilla para la vista, pero un recuerdo de una época horrible. Los graffitis de 118 artistas de 28 países diferentes la convirtieron en obra de arte pública para cambiar que significaba, pero ahora la gente es incapaz de respetarla así que habrá que ponerle una valla protectora en un giro totalmente irónico de la vida.
La idea es cubrirlo con una barandilla enrejada a una separación aproximada de un metro para que la gente pueda seguir disfrutando de este lugar pero que al mismo tiempo aquellos que no pueden evitar llevarse un souvenir con sus llaves, o creerse demasiado importantes como para querer dejar su firma, no lo tengan al alcance de sus manazas. Si alguno de estos nos estás leyendo, la última reconstrucción de la East Side Gallery costó más de dos millones de euros, sólo por vuestras gracias.
Imágenes | Rae Allen, fry_theonly
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