Estos días hemos leído que las autoridades de turismo de la República Islámica de Irán promocionarán la visita de turistas provenientes de Europa y Estados Unidos (?), con incentivos económicos a las agencias de viajes.
Más allá del método empleado (y de la curiosa escala de valores empleada (los vistantes tienen distinto valor económico de acuerdo a su procedencia), es interesante observar lo que la industria turística puede lograr con su enorme poder económico y social.
Reconozcamos también que el turismo ha sido utilizado como herramienta de propaganda en muchas oportunidades. No seamos ingenuos.
Pero que un destino tan rico como Irán, la antigua Persia se haga más accesible a los amantes de los viajes, no deja de alegrarnos.
Veamos a vuelo de pájaro qué nos ofrece...
Las famosas joyas de las dinastías persas se exponen en el Banco Central en Teherán. Entre ellas la corona del último Sha
La ruta nómade. Más de 1 millón y medio de pastores recorren el interior de Irán cada año con sus rebaños, familias y tiendas. Podemos acompañarles y conocer en el camino luagres de gran tradición cultural como Isfahan o Shiraz.
Isfahan es conocida como la Ciudad de la Historia y está tapizada de grandes palacios y hermosas mezquitas.
Shiraz o Ciudad del Arte deslumbra con su belleza y refinamiento. Además, es la puerta de acceso a la histórica Persépolis.
Además, podemos hacer la Ruta de la Seda, o disfrutar de los balnearios de aguas termales del norte, o recorrer sus zocos y talleres de alfombras.
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