Cada año, el Desierto de Gobi devora 3.600 kilómetros cuadrados de superficie productiva. El avance del desierto y las pérdidas económicas que esto trae ha llevado al gobierno de China a poner en marcha una de sus "grandes empresas".
La nueva Gran Muralla Verde ( Green Wall of China) es una respuesta ante el avanzado proceso de desertificación. El desierto avanza causando estragos en la agricultura y amenazando la región con cada vez más frecuentes tormentas de arena, que llegan incluso a la ciudad de Beijing, a 200 kilómetros al sur.
El proyecto comenzó con el siglo y estima plantar 4.480 kilómetros cuadrados de bosques a lo largo del corredor norte que limita con el mencionado desierto. La primera fase de este programa de forestación llevará 73 años pero ya está cambiando la cara de la zona.
Vía | Treehugger (en inglés)