Todos hemos vivido ese momento en el que tenemos el autobús para nosotros solos, o el vagón de tren, pero en un avión no es algo demasiado habitual. Esta semana un director de cine descubrió que era único pasajero de un vuelo de Delta y nos regaló un vídeo mágico.
Tampoco es que haya sido un corto digno de ganar un Oscar, no nos vamos a venir arriba, pero desde luego es el morbo de descubrir que, a pesar de que eres el único pasajero con billete para un trayecto en avión la vida sigue y todos los protocolos deben cumplirse, nada falla y se sigue punto por punto todo lo que ocurriría si estuvieran todos los asientos ocupados.
Last week @Delta gave me my own private jet...kind of. pic.twitter.com/p14OGLw1jv
— vincent peone (@vincentpeone) August 12, 2019
No es muy largo, pero sí significativo de lo que nos ocurriría si fueramos los únicos pasajeros a subirnos en un avión: la maleta tiene que cumplir los límites y nadie te librará del llamamiento al embarque por megafonía. Acompañamiento al avión con el personal de tierra (cruzando pista, que no era necesario movilizar el autobús) y a la pregunta de si eso es raro, descubrir que no, que pasa más con más frecuencia de la que parece, o por lo menos en Estados Unidos.
El vuelo en este caso era en un pequeño avión de Delta que hacía el trayecto entre Aspen y Salt Lake City, lo que lo hacía evidentemente más viable, ya que pensar que esto pudiera ocurrir con un gran avión comercial no sería rentable para la compañía en ningún sentido. Destacable el observar que miembros de la tripulación suben sacos de arena al avión para aumentarle peso y que sea más seguro. También el aviso por megafonía interior le recuerda que "tiene que permanecer en su asiento". Seguridad primero aunque sólo haya un pasajero.
Vía | People Imagen | David Mark y cor gaasbeek en Pixabay