Renovarse o morir. Eso han pensado en París para dos lugares que quedaban abandonados, y qué mejor modo de renovarlos que convirtiéndolos en espacios dedicados al arte. Se trata de lugares un tanto peculiares, en los que ya han dejado de funcionar rotativos y de pasar cadáveres: una imprenta y un tanatorio.
La antigua imprenta, Le Laboratoire, se sitúa en un lugar céntrico de la capital francesa, entre el Louvre y el Palais-Royal. El que fuera lugar de nacimiento del Cardenal de Richelieu ha abierto sus puertas al público con una exposición de Fabrice Hyber y Robert Langer, artista y científico contemporáneos.
La iniciativa es de David Edwards, un químico que ha invertido 6 millones de euros en arreglar el local de 1.300 metros cuadrados. Aparte de exposiciones, en Le Laboratoire también caben lugares de debate y reunión, una biblioteca y una tienda.
El antiguo edificio de las pompas fúnebres de París, Le 104, está situado en el barrio número 19 de París, en el noreste de la capital, y cuenta con más de 36.000 metros cuadrados. A partir del mes de junio cobrará una vida inusitada.
Ofrecerá 17 talleres para artistas, albergará 2 teatros o salas de concierto o danza para 200 y 400 espectadores, un lugar para desfiles de moda o congresos en el que pueden reunirse 2.500 personas, un restaurante, una gran guardería, tiendas y una calle central cubierta que estará abierta a todo el público.
El Ayuntamiento de la ciudad ha invertido 100 millones de euros en adecuar este espacio y la gestión, que estará dirigida por dos directores de teatro, deberá conseguir inversiones privadas. Quién iba a imaginar hace unas décadas que el lugar se llenaría de tanta actividad...
Vía | El País Sitio Oficial | Le Laboratoire, Le 104