Alien, el Octavo Pasajero, se coló en una nave espacial pero había nacido en Suiza. Sí, el típico producto suizo, me dirán. Pues eso, tan típico como los quesos o relojes suizos.
El caso es que la mano que dió forma al monstruo de la película fue H.R.Giger, un artista nacido en Coira, Suiza.
Su mundo de figuras fantásticas a quienes bautizó biomecanoides, y sus escenarios oscuros y amenazadores, fueron objeto de múltiples exposiciones a partir del estreno de la peli en 1979. Una de ellas tuvo lugar en el Castillo de Gruyères en Suiza. Sí, el pueblo de los quesos.
Y tan bien funcionó la mezca, que decidieron abrir allí mismo el Museo H.R.Giger donde se despliega todo este universo imaginario de humanos y animales cuyos cuerpos incluyen piezas mecánicas. Tanto la exposición como las zonas públicas y hasta el bar, están poblados de los seres de Giger.
Una experiencia para los amantes del cine, los efectos especiales, los ambientes misteriosos, las curiosidades y el arte más personal que pueda salir de un pueblito suizo.
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