Un enclave lingüístico en mitad de los afilados picos Dolomitas de Italia
Qué duda cabe de que los lugares están trazados por fronteras geográficas o étnicas, pero también culturales y lingüísticas. En ese sentido, una lengua puede ser un muro tan inexpugnable como una aduana.
Por eso, un enclave lingüístico puede llegar a tener tanta entidad nacional como un país. Es lo que sucede, por ejemplo, en el valle Zoldano, un sitio semioculto entre los afilados picos de los Dolomitas italianos.
Ladino
Los Dolomitas es una cadena montañosa de Italia que se extiende a las provincias de Belluno, Bolzano, Trento, Udine y Pordenone. Según el valle que exploremos, el habla de sus habitantes está más próximo al alemán, al italiano o al francés. También hay influencias de dialectos cercanos, así como del latín clásico.
Esto es particularmente evidente en el ladino, que tiene un amplia tradición oral en esta zona.
El ladino tiene seis variantes principales, cada una de las cuales se subdivide en una variedad de dialectos. En total, la cantidad de hablantes de todas estas formas y dialectos del ladino no llega a 33.000.
También encontramos en esta macedonia lingüística de los valles de los Dolomitas lenguas emparentadas con el alemán, como el mócheno y el cimbrio. Del fruiliano proceden los dialectos del centro, y el nordeste y el oeste, mientras que el romanche se subdivide en sursilvano, sutsilvano, surmirano, puter y vallader.
Es un mosaico tan complejo, debido en gran parte a lo inaccesible a nivel geográfico de cada grupo de hablantes, que uno se asombra de la incapacidad de comunicación que puede darse entre personas que viven muy cerca pero apenas pueden relacionarse.
Es un lugar donde uno debería dedicar años a estudiar idiomas y dialectos para poder comunicarse con todo el mundo que le saliera al paso, pero no es nada comparado con otros lugares mucho más diversos y bulliciosos en ese sentido, como la cordillera del Cáucaso, en el sur de Rusia.
Incluso a día de hoy se duda de que se hayan identificado aquí todas las lenguas que se hablan o se han hablado. Algo similar a lo que sucede en la isla de Nueva Guinea, donde se hablan de 750 a 850 lenguas diferentes, quién sabe.
Además del caleidoscopio lingüístico que podemos hallar en los Dolomitas, hay otros motivos por los que este lugar merece nuestra peregrinación: presentan verticales estructuras geológicas, con 18 picos por encima de los 3.000 metros y algunos de los pueblos más bonitos de Italia, como es el caso de Alleghe, encajonado a los pies del Monte Civeta y bañado por el Lago di Alleghe.
Los Dolomitas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2009, abarcando una zona de protección de 135.910,9370 ha y una zona de respeto de 98.511,9340 ha.
La región de los Dolomitas, que forma parte de los Alpes orientales, se extiende sobre una vasta zona que va desde el Val Sugana hasta Val Pusteria y del valle del Adige al Valle del Piave, y merece ser recorrida por cada uno de sus metros, aunque las palabras que nos salgan al paso nos parezcan marcianas cada vez que superemos un nuevo valle.
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