Si visitáis el Parque Nacional de Connemara en Irlanda, seguro que durante vuestro recorrido guardaréis tiempo para acercaros a conocer la Abadía de Kylemore, porque al igual que la subida a Diamond Hill para disfrutar de las más bellas vistas de Irlanda, la visita a la Abadía de Kylemore y a la Piedra de los Deseos se considera una parada poco menos que obligatoria.
Esta abadía está situada a los pies del lago de Kylemore en la zona norte del Parque cerca del pueblo de Letterfrack. Pero antes de verla por entro y recorrer sus alrededores, seguro que os gustará conocer la bella y a la vez triste historia de la Abadía de Kylemore.
La visita a la Abadía no es gratuita sino que la entrada cuesta 13 euros. Pese a ese precio, la entrada incluye el acceso al Jardín Victoriano, a la Iglesia gótica y da acceso al bosque de alrededor del lago Kylemore. En mi opinión, es una visita maravillosa, que disfrutaréis sin duda cuando visitéis Irlanda.
La bella y triste historia de la Abadía de Kylemore
En 1867, el matrimonio Henry visitó el Parque Nacional de Connemara durante la estación de pesca para pasar sus vacaciones. Eran una familia de comerciantes que se habían vuelto ricos en Manchester. Estaban paseando tranquilamente a caballo cuando Margaret Henry le dijo a Mitchell: "Me encanta Connemara, hazme una casa aquí, Mitchell". Mitchell respondió: "No te haré una casa, querida, te haré un castillo".
Tras 4 años de construcción, se inauguró el castillo de Kylemore. Pero Mitchell no se limitó al castillo. En los cenagales típicos de Connemara, donde sólo hay hierba y arbustos, plantó todos los árboles que formaron los bosques que rodean el lago Kylemore y además contrató a jardineros para completar el Jardín Victoriano de Kylemore.
Lo que parecían años felices para la familia, pasaron a ser años amargos cuando Margaret Henry murió en 1874, y poco después falleció su hija pequeña, que era la favorita de Mitchell. Todas estas tragedias amargaron la vida al resto de la familia por lo que se marcharon de Connemara.
Vendieron el castillo, el jardín y todas sus pertenencias a los Duques de Manchester. Ellos no eran como el matrimonio Henry. Hicieron multitud de fiestas y descuidaron el Jardín y los bosques de los alrededores. Poco después perdieron el Castillo jugándose su propiedad en una partida de cartas.
El castillo estaba abandonado cuando las monjas benedictinas lo compraron por un precio simbólico a la gente local, medio siglo después de que fuese construido. Ellas lo arreglaron y lo convirtieron en una abadía y un colegio para niñas. También construyeron la pequeña Iglesia de estilo gótico que se encuentra en los alrededores de la Abadía. En la actualidad, todo el terreno pertenece a las monjas benedictinas y está destinado únicamente al turismo.
Los Jardines Victorianos y la Piedra de los deseos
Después de un pequeño paseo por los bosques que rodean el lago Kylemore llegamos a los Jardines Victorianos. Están rodeados por un muro que recuerda la cultura japonesa. Están muy cuidados y son muy bellos. Tienen además, tres invernaderos, donde hay plantas muy exóticas para el clima de Irlanda, como palmeras o sandías.
Por otro lado, caminando por el bosque del Lago, cerca de la Iglesia Gótica está la Piedra de los Deseos. Se trata de una gigantesca roca en forma de triángulo. A unos pocos metros se encuentran 5 dedos de madera que salen desde el suelo. La leyenda dice que tienes que colocarte de espaldas a la Piedra de los Deseos, coger una piedrecita y lanzarla hacia arriba. Si logras que la piedrecita toque el vértice del triángulo tu deseo se cumple.
En resumen, la Abadía de Kylemore es algo impresionante, y todavía lo es más cuando se conoce su historia llena de tragedias y amor. Conocer la historia de lo que fue un antiguo castillo, ver los sensacionales jardines victorianos y después intentar que se cumplan tus deseos en la legendaria Piedra, merecen una visita, ¿no os parece?
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