Como parte de mi viaje a Dalmacia en el sur de Croacia, decidí pasar un día en Herzegovina concretamente en Mostar con un viaje en bus organizado. El viaje fué desde luego impactante, de las bonitas casas de Dubrovnik a calles que aún reflejan la huella de la guerra y del terror.
Las gentes de Mostar están despertando de una pesadilla e intentan seguir adelante, aprovenchando el tirón del nuevo turismo que por alllí se acerca a ver su maravilloso río, su puente patrimonio de la humanidad y que fué derruido en la guerra, y por qué no decirlo, por el morbo de inmortalizar las casas agujereadas de balas y bombas, los edificios al borde de la ruina y las caras de hombres y mujeres entristecidas para siempre.
Así hice mi foto, en medio del zoco dónde se venden los productos típicos, alfombras y juegos de té, este hombre esperaba una venta sentado sobre una piedra que dice Don't forget, por supuesto que no, yo no olvidaré en Mostar hubo una cruenta guerra en los 90 y el dinero para la reconstrucción parece que llega mejor a unos sitios que otros.
A pesar de todo, Mostar tiene estampas idílicas y paisajes increíbles embellecidos con sus mezquitas, pero por ahora, me temo que es más el morbo lo que lleva a las excursiones de un día a parar allí, por la noche, los habitantes de Mostar se quedan sólos y en la oscuridad no olvidan.
En Diario del Viajero|Croacia