No hacen falta grandes vacaciones para hacer turismo, ni siquiera puentes, hay ciudades a las que nos podemos acercar a pasar un fin de semana. Ventajas de esta forma de viajar: más flexibilidad, mejores precios y menos masificación que en épocas festivas. Desventajas, menos tiempo para disfrutar nuestro destino, algo que nos obliga a planificar mucho mejor.
Uno de esos destinos que no quedan tan lejos es Copenhague. Ahora que comienza la primavera el tiempo empieza a dejar de ser un problema a la hora de visitar destinos nórdicos. Ningún problema con el idioma, el ingles es hablado a la perfección por casi todo el mundo en Dinamarca, es casi un país bilingüe en ese sentido.
Pese a que Dinamarca pertenece a la UE, no hay que olvidar que no pertenece a la zona Euro, por lo que al llegar deberemos cambiar nuestro dinero a Coronas Danesas. Un euro viene a ser 7,5 coronas. En el mismo aeropuerto encontraremos sitios de cambio, con comisión fija de poco más de 4 euros. Mucho mejor que cambiar en las oficinas del centro de la ciudad donde la comisión ronda el 11%. La mejor forma de llegar al centro de la ciudad desde el aeropuerto es mediante el tren. El tren pasa con bastante frecuencia, no nos hará esperar mucho. Una confusión con el sentido del tren nos podría dejar en Suecia, en Malmo, a la que se llega por el impresionante puente levantado entre la isla donde se encuentra Copenhague y la costa sueca. El trayecto es muy rápido y en pocas paradas llegamos a la estación central de Copenhague.
Cerca de la Estación Central tenemos la mejor zona para buscar alojamiento. El centro de Copenhague es pequeño y no conviene perder el tiempo en desplazamiento en un fin de semana que se antojara corto. En esa zona tenemos bastantes hoteles de distintas categorias. También tenemos muy cerca un enorme albergue juvenil. No perderse las vistas desde la última planta si es la opción que escogemos. No os sorprendais con el concepto de ducha danesa, un desagüe en el suelo del cuarto de baño, suele ser suficiente.
El transporte público es caro, pero no nos será necesario si lo que queremos es visitar el centro de la ciudad. Se puede llegar paseando a todos los sitios. Si somos muy reacios a caminar la mejor alternativa es el transporte de los nativos: la bicicleta. Es curioso ver como casi nadie las protege con candado, cosas del civismo escandinavo.
Mañana... la segunda parte de nuestra breve guía
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