Así como hay lugares que nuestros ojos no pueden perderse en esta vida, la revista Condé Nast Traveller ha elaborado un listado de 20 cosas que todos los viajeros deberían hacer antes de morir.
Son de ese tipo de experiencias que nunca se olvidan y que quedan vinculadas de por vida al lugar donde las hicimos, como por ejemplo:
- Saltar la banca en Mónaco (bueno, al menos intentarlo)
- Comprar un diamante en Ámsterdam
- Cruzar el diserto del Sahara en camello
- Escalar el Kilimanjaro
- Cruzar el desierto de Namibia en globo
- Hacer un crucero por el mar de Weddell y la península Antártica
- Cena romántica en el restaurante The Cupola, en Shangai
- Conocer Río de Janeiro
- Viajar de Moscú a Beijing en el Transsiberian Express
- Asistir a una fiesta privada en la Muralla China (Commune by the Great Wall)
- Alojarse en un castillo en Francia
- Ir a Machu Picchu en tren
- Navegar por las aguas de Nueva York
- Ver el Templo de Angkor Watt al atardecer
- Nadar con los leones marinos en el Mar de Cortés
- Pasarse toda una noche contemplando la aurora boreal en Finlandia
- Ver el Taj Mahal
- Contemplar la vista desde el templo IV de las ruinas mayas de Tikal, Guatemala
- Ver al Real Madrid en el Estadio Bernabeu
- Siempre nos quedará París…
La lista es bastante completa, sin embargo a la mayoría no nos alcanza una vida para cumplir estas “tareas”.
A pesar de ello, creo que se han quedado cortos. En la lista de cosas que haría antes de morir agregaría: visitar las pirámides de Egipto (por dentro y por fuera), hacer un safari por la sabana africana, bañarme en el Mar Muerto, nadar con delfines en el Mar Caribe, bucear en la Gran Barrera Australiana… por nombrar algunos de mis sueños personales, que de momento son sólo eso y que ojalá el día menos pensado se conviertan en realidad.
¿Y tú con qué sueñas? ¿Qué experiencias inolvidables desearías vivir en este mundo?
Más información | Condé Nast Traveller