Cuando visitamos un país o una región siempre nos produce curiosidad conocer qué se come allí. Y es que viajar es mucho más que visitar monumentos, y la gastronomía de kilómetro cero se convierte en algo tan importante como las visitas o el conocer gente a la hora de viajar. Tuve la oportunidad hace poco de visitar Extremadura, concretamente la zona de Montragüe y el Geoparque de Villuercas-Ibores-Jara y degustar la comida local.
La gastronomía de Extremadura puede decirse que es algo limitada en cuanto a variedad de platos, pero no así en cuanto a sabores, ya que lo que podremos comer nos dejará un buen sabor de boca, nunca mejor dicho.
El plato estrella de la zona es, como habréis imaginado, las migas extremeñas. Yo estoy acostumbrado a otro tipo de migas que se hacen en mi casa, las de harina, y éstas de Extremadura que se hacen a base de pan me resultan algo más pesadas y aceitosas, pero ojo que no dejo de comerlas con su choricito de acompañamiento.
A parte de este plato tan conocido, yo haría dos grandes recomendaciones al viajero que visite la zona: la morcilla y la torta del Casar. La morcilla es uno de mis platos favoritos y puedo decir que fue en Guadalupe donde probé la más rica (o una de las más ricas) que he tomado nunca. Y para los amantes del queso, la torta del Casar será una delicia. Se trata de una torta de queso a la que se le quita la corteza superior para servirla caliente y con el queso derretido, comiéndose untando el interior en trozos de pan. Es un queso hecho con leche de oveja, por lo que es de gusto un poco fuerte, no demasiado, y tiene su propia denominación de origen.
El Geoparque de Villuercas ofrece otros productos a los visitantes como las setas y diferentes tipos de vino, además de los mencionados antes, con el lema "cómete el geoparque". Pero sin duda la variedad de la gastronomía extremeña está en sus carnes con especial interés en las carnes de caza. Allí podremos probar, además del típico solomillo de cerdo o de las perdices, otras carnes menos comunes de animales de la zona como el jabalí o el ciervo o venado, cuya carne tiene un sabor muy fuerte, incluso para mí que me encanta la carne aunque sea de sabor intenso como la del cordero. También hay que tener en cuenta en Extremadura, precisamente, la caldereta de cordero y la variedad de embutidos.
Y por último, recomiendo no marcharse de allí sin comprar un bote de miel de caña de la zona, riquísima.
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