"¡ Qué mal puede entender el amor quien nunca ha sentido su dolor! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ... ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece!... Llámame sólo "amor mío" y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!
Nadie sabe si la historia de amor más conocida, la que relató William Shakespeare con tanto ardor, que enfrentara a Capuletos y Montescos, tiene algo de realidad. Pero aún hoy, en las calles de Verona puede respirarse el perfume de la leyenda.
Más allá de circuitos turísticos, mechandising y negocios varios, ¿quién puede decir que paseando por sus callecitas medievales, no ha levantado la vista para adivinar la figura de Julieta en alguno de sus balcones?
Verona es una ciudad para caminar y dejarse llevar por las historias de amor. De desencuentros familiares y amores imposibles, o de encuentros fortuitos y amores inolvidablemente fugaces.
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