La capital de Córcega destaca por ser una pequeña ciudad volcada al Mediterráneo que guarda entre sus ciudadanos ilustres nada menos que a un Emperador. Hoy nos paseamos por el Ajaccio de Napoleón, parando en los puntos en los que este personaje, nacido aquí, dejó huella y dentro de una interesante ruta por toda la ciudad.
Hace unos días os preguntábamos a qué lugar pertenecía la imagen que encabeza este post y no obtuvimos respuestas (aunque sí lo acertaron en neustra página de Facebook), de modo que no podemos dejaros con la duda. Se trataba de la plaza del general de Gaulle en Ajaccio.
La Plaza de Gaulle y el Monumento a Napoleón
La gran plaza del General de Gaulle, que sirve de nexo entre los barrios antiguos y los que crecen a lo largo de la carretera de las Sanguinarias, podemos disfrutar de unas bonitas vistas al golfo de Ajaccio. En un lateral se alza el monumento ecuestre de bronce de Napoleón, caracterizado como emperador romano, rodeado de sus cuatro hermanos ataviados con toga.
El diseño general y el pedestal de granito rosa son obra del arquitecto Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (1814-1879). La estatua ecuestre de Napoleón a caballo, vestido de romano, es obra del escultor Antoine-Louis Barye. Las estatuas de los hermanos Louis y Joseph Bonaparte son obra de Jean Claude Petit, la de Lucien Bonaparte de Émile Thomas y la de Jérôme Bonaparte de Jacques Léonard Maillet.
El monumento fue inaugurado en 1865 y las figuras elaboradas con bronce, donado por Napoleón III, provienente de los cañones austríacos capturados durante la campaña de Italia en 1859.
Pero existe en Ajaccio otro gran monumento dedicado a Napoleón Bonaparte, desde donde la estatua del emperador domina la ciudad. En la Place d'Austerlitz, sobre una gran pirámide escalonada, se alza la escultura, réplica del Napoleón de Charles Émile Seurre en Hôtel des Invalides de París. En este caso, Napoleón viste su atuendo militar contemporáneo.
Cerca de este lugar, cuyo nombre nos remite a la ciudad donde se llevó a cabo una de las mayores victorias de las guerras napoleónicas, está la Gruta de Napoleón, una pequeña cueva entre rocas y olivos donde, el pequeño Napoleón se refugió y jugó en su infancia, según cuenta la leyenda.
No se acaban aquí los monumentos al Emperador en las plazas. Porque en la Plaza Foch de Ajaccio se alza una estatua en honor de Napoleón I Bonaparte, una obra realizada entre 1804 y 1806 por el escultor Francesco Massimiliano Laboureur. La estatua, ataviada como un emperador romano, se sitúa sobre un pedestal de granito con cuatro leones en la base construida en 1827 por el arquitecto Jérôme Maglioli.
Junto a la Place Foch podemos visitar los salones napoleónicos del Hotel de Ville, el Ayuntamiento, un hermoso edificio de principios del siglo XIX, donde nos recibe una estatua de Jérôme Bonaparte, uno de los hermanos del General. Retratos de familia, bustos, el acta de nacimiento del Emperador Bonaparte o las medallas del hijo pródigo de la ciudad son algunos de los objetos que podemos ver en sus salones.
La historia de la familia Bonaparte en Ajaccio se remonta a fines del siglo XV con Francesco, el primer Bonaparte establecido en Córcega proveniente de una familia originaria de Italia. Estos y otros datos aprendemos en la casa de Napoleón Bonaparte, ubicada en la Rue de Letizia, justo a la salida de la Rue Saint Charles, en el barrio antiguo de la pequeña ciudad. La Mansión Bonaparte es un museo que conserva los muebles de la época y los retratos de la familia.
Por último podríamos visitar el Musée Fesch, situado en la antigua residencia del tío de Napoleón. Joseph Fesch recibió muchas de las pinturas de su sobrino imperial (las colecciones napoleónicas) que se exhiben como parte de una bonita colección de pinturas, escultura, artes gráficas...
Esperamos que este paseo por el Ajaccio de Napoleón os anime a seguir explorando la capital de Córcega y toda la isla, con multitud de atractivos culturales y de naturaleza. Yo, desde luego, pienso volver... porque una rápida escala de crucero nos deja con ganas de más.
Fotos | Eva Paris
En Diario del viajero | Diario de a bordo: Ajaccio, Ruta por Ajaccio: las paradas imprescindibles