Los amantes del arte y de los museos, agradecemos que las grandes instituciones nos permitan asomarnos a sus colecciones permanentes gracias a las nuevas tecnologías. Si no puedes viajar físicamente a Londres, o si quieres preparar a conciencia una visita, puedes hacer un completo tour virtual por la National Gallery desde casa.
Desde la propia página web del museo se nos abren las puertas virtuales de todas las salas y galerías para que nos detengamos a contemplar las obras de su fondo. Lo mejor de la pintura de la historia del arte, en muchas de sus obras maestras, al alcance de un click.
El tour permite recorrer fácilmente las salas y detenerse en algunas de las piezas principales para observarlas y con un click adicional, cargar la ficha de esa pintura en particular y conocer sus detalles. Este es un ejemplo de cómo poder utilizar las tecnologías y de el poder de convencimiento y atracción que tiene el compartir el conocimiento.
Hace poco visitaba unas iglesias magníficas (y pasa también en multitud de museos) en las que no se permite sacar fotografías (sin flash, por supuesto). En el caso de esas iglesias, cuando consultamos, se nos dieron razones por demás ridículas: "porque la gente sube las fotos a internet y puede ayudar a planear un robo". ¡Vaya tontería!
Al impedirnos compartir lo que vemos, lo que vivimos, se privan a si mismos de la posibilidad de multiplicar el alcance de la promoción. Dejan de lado a muchos potenciales viajeros, mientras se gastan el dinero en brillantes folletos que duermen en una mesita a la entrada del templo o del museo.
En Diario del Viajero | Cinco interesantes tours virtuales