La escapada a Viena que os proponemos por San Valetín está inspirada en la película estrenada en 1995 y títulada "Antes del amanecer". Pero esta vez no se trata de un viaje cualquiera, ni de visitar todos los museos e innumerables palacios de la capital austriaca...esta vez viviremos Viena.
Hoy no hablaremos de los monumentos remarcables que invaden esta ciudad, ni de su rica historia. Siempre he creído que existen diferentes maneras de recorrer un lugar. La propuesta de hoy mirará desde una perspectiva diferente a la ciudad Imperial.
En ocasiones creo que es mejor no haber visto ni una sola fotografía, en ocasiones es mejor sorprenderse, dejar que la ciudad se revele ante nosotros con timidez o de manera repentina, con lentitud, mientras la caminamos sin más mapas ni más guía que el pulso de nuestra intuición.
Esta mágica película nos cuenta la historia de un americano, Jesse y una francesa, Céline, que se conocen viajando en tren entre Budapest y Viena. Llegados al destino Jesse debe descender y pasar la noche en la ciudad antes de tomar su vuelo a Estados Unidos al día siguiente.
Han tenido una conexión especial, se percibe en sus miradas, se aprecia en sus gestos cuidados. A Jesse le gustaría conocer mejor a Céline, así que se aventura a invitarla para que pase con él el día en Viena. De este modo comienza su recorrido romántico e intenso, lleno de diálogos profundos y emotivos sobre la vida caminando por las calles de la capital austriaca.
Dejarnos llevar por el ritmo de la ciudad, permitirnos deambular si un rumbo fijado, caminar, detenernos en los lugares que llamen nuestra atención sin más planes que vivir el instante. Eso es justamente lo que hacen los dos persoanjes de esta película inolvidable, ellos nos muestran otro perfil de la capital de Austria.
Un café cualquiera, un poeta ambulante, una adivina leyendo las manos, jardines y el cementerio judio, la noria del Prater (lugar donde se desarrolla la escena del primer video de la entrada)...
Justamente en esa noria que ha contemplado a Viena desde una posición privilegiada durante 112 años encontraremos el marco perfecto para un instante romántico al atardecer. El Danubio quedará dibujado bajo nuestros pies en sus filigranas caprichosas, la aguja de la Catedral de San Esteban nos mirará con altivez,..., mientras el día llegará a su fín y los tejados se teñirán de intenso color anaranjado.
Nuestra mirada, nuestro sentimiento, la persona que nos acompaña, dan un tinte diferente a cada instante, a cada ciudad.
Descubramos una "nueva Viena"...
Video | Youtube En Diario del Viajero | San Valentín en la isla de "Il postino"