David Willey ha sido corresponsal de la BBC en Roma durante los últimos 40 años. Toda una vida que no le ha servido para conocer perfectamente los secretos de la capital italiana, pero si para darse cuenta de algunos hábitos de los turistas que llegan a ella ávidos de ver cosas.
Así, nos ofrece sus sabios consejos, realmente interesantes, para visitar la ciudad sin agobios y sin quedarse frito al sol en las largas colas de espera que se forman en los sitios más famosos y concurridos como el Vaticano. El truco está en concentrarse en algunas de las maravillas menos conocidas de Roma, fácilmente accesibles.
Por ejemplo, si llegas en tren o autobus a la Estación Termini, estarás a sólo un tiro de piedra del Museo Nacional Romano, situado en las Termas de Diocleciano y el Palacio Massimo. En él se guardan algunas de las más impresionantes piezas antiguas recuperadas por los arqueológos en la ciudad. La estrella de la colección es un fresco de 2000 años de antigüedad que representa un jardín, recuperado de la villa de la emperatriz Livia. Posee además numerosos mosaicos y pinturas, así como una estupenda colección de monedas antiguas.
O, puestos a visitar monumentos religiosos, de entre todas las iglesias de la ciudad nos recomienda Santa María Sopra Minerva, construida sobre las ruinas de un antiguo templo dedicado a la diosa Isis (quizá de ahí el nombre confuso del templo).
Se trata de la única iglesia puramente gótica de la capital italiana. En su interior hay una magnífica escultura de Cristo de Miguel Angel así como algunas piezas de la antigüedad reutilizadas en capillas y tumbas.
Vía | Belfast Telegraph