Si se te ocurre ir a Roma para pasar el próximo puente de mayo... olvídalo. Salvo que quieras dormir en la calle, comer después de esperar 2 horas en un bodegón o encontrarte con todo el transporte público colapsado, búscate una opción. ¿Qué sucede? La Beatificación de Juan Pablo II.
No es que todos los viajeros se hayan puesto de acuerdo para disfrutar de la capital italiana en un fin de semana extendido por el día del Trabajo. No. Es que los genios planificadores del Vaticano han usado su larga experiencia de mas de 2000 años para organizar una beatificación que llevará unas 300.000 personas a llenar la Plaza San Pedro, justo en una de las fechas de mayor afluencia turística del año.
"Yo beatifico cuando quiero".
Pues bien, el tema es que a muchos por lo visto les encantará sumarse a la marabunta por el Corso, o se estarán entrenando a subir a un autobús urbano a los codazos para viajar como sardinas. Pero a mucho mas, estos grandes eventos que presionan a una ciudad hasta hacerlas explotar por la presión, nos ahuyentan.
Calles cortadas, invasión de parafernalia marketinera, controles de seguridad... vamos, lo ideal para ir a pasarse un fin de semana por allí. ¿Había necesidad de saturar hasta el límite a una ciudad para realizar un evento de este tipo? Las infraestructuras, el patrimonio, los servicios.. todo llevado al límite de carga para demérito de la experiencia. Bella Roma, nos vemos en otro momento.
Foto | Sergiu Leustean En Diario del Viajero | Tour virtual por la Basílica de San Pedro