El Parque Ekeberg, un paseo con mucho arte y las mejores vistas de Oslo
Desde siempre ha estado flanqueando la ciudad y precisamente por la colina Ekeberg de Oslo paseaba Munch cuando se inspiró para crear "El grito". Pero en 2012 este espacio natural se convirtió en un museo al aire libre, y ahora no podemos dejar de recorrer el Parque Ekeberg para disfrutar del arte y de las mejores vistas de Oslo.
En total, el parque alberga más de 30 esculturas e instalaciones de los más conocidos artistas, figuras universales como Salvador Dalí, Auguste Rodin, Gustav Vigeland... pasando por figuras del arte contemporáneo como Sarah Lucas, Marina Abramović, James Turrell... Dejándonos llevar por los senderos y caminos de la colina, descubriremos no solo las sorprendentes esculturas sino verdaderos miradores a Oslo y al fiordo.
También podemos seguir el plano si no queremos dejarnos ninguna de las instalaciones o de los rincones de interés, pero os recomiendo explorar un poco este espacio, que es bastante abarcable y nos depara muchas sorpresas.
Entendemos que, antes de que se convirtiera en este museo al aire libre, se decidiera que la colina fuera un parque de recreo para los habitantes de Oslo, y así fue desde 1889. No obstante, entrada la década de 1930 la colina sufrió el abandono y no fue hasta 2012 cuando, por suerte y gracias a un ambicioso proyecto urbanístico de inversión privada, este espacio se ha recuperado. Y a lo grande.
Nada más entrar al parque nos atrapan las vistas a Oslo y al fiordo salpicado de islas, junto a las bonitas casas rodeadas no sabemos muy bien si de jardín o de bosque y las esculturas más fotogénicas que incluyen dos Venus de Pierre-Auguste Renoir y de Dalí, del clasicismo al surrealismo.
Recorremos los senderos ascendiendo poco a poco y nos introducimos en otras esculturas que juegan con el paisaje, con los reflejos, con la luz, hasta llegar a nuevos miradores, con extensos campos verdes que nos permiten descansar a contemplar el paisaje, si los preferimos a los bancos.
Nos perdemos entre los árboles y descubrimos el más remoto pasado de Oslo, con restos de interés desde la Edad de piedra (sitios de enterramiento y restos de arte megalítico rupestre) a la época vikinga o el lugar donde hubo un cementerio de soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Nos vamos cruzando con distintas esculturas, algunas con sorprendentes efectos ópticos, otras con sonido (¡vaya susto la farola parlante!), piezas con movimiento y hasta nos salen al encuentro montajes audiovisuales que se incorporan a la roca y al bosque como si tal cosa.
Y cómo no, vamos a encontrar las obras de arte en perfecto estado de conservación, se nota que estamos en un país nórdico y me pregunto, ¿cuánto duraría algo así en España?
Edvard Munch y la colina Ekeberg
Una parada importante es la que se ha creado en honor a Edvard Munch. Y es que Ekeberg forma parte indisoluble de su obra y a ella hemos de dirigirnos si queremos seguir las huellas de Munch en Oslo. El artista noruego paseaba por esta colina cuando, de la compañía de dos amigos, se quedó impresionado por los colores rojizos del cielo sobre Oslo y el fiordo y sintió una gran angustia. Es lo que vemos reflejado en "El grito" y así lo explicaba su autor:
Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.
Pues bien, en el punto en el que sucedió esta anécdota que inspiró una de las obras pictóricas más universales, la artista Marina Abramovic creó "El Grito", "The Scream", que en 2013 fue una interesante (y sonora) performance protagonizada por 300 oslenses y que hoy nos invita a situarnos en ese mismo lugar y, de espaldas a Oslo, como la inquietante figura del cuadro, gritemos con la mayor fuerza posible.
En el Parque Ekeberg hay un restaurante, un Museo (en la bonita Lund's House), un espacio de diversión para los niños ("the climbing park", muy bien integrado en el paisaje) y en lo alto de la colina hay un camping y una granja de animales. También existe la posibilidad de pasear a caballo por algunos caminos de la colina y todo el año se ofrecen visitas guiadas.
Desde el centro de la ciudad la colina está algo alejada, si queremos guardar fuerzas o si el tiempo no acompaña, podemos llegar a la base del parque con el autobús 34 (dirección Ekeberg Camping), el autobús 74 (dirección Ekeberghallen) o en los tranvías 18/19 (a Jomfrubråten) y pasar perfectamente una mañana o una tarde explorando Ekeberg. La entrada al parque es gratuita.
La situación privilegiada del Parque Ekeberg de Oslo hace que sea un lugar ideal para pasear en familia, hacer un picnic o aprovechar para jugar al balón, correr, ir en bici..., desafiando las subidas y bajadas en los senderos, envueltos en plena naturaleza, sin importar demasiado la temperatura (emulando a los noruegos) y con un gran regalo adicional: las mejores vistas de la ciudad.
Sitio Oficial | Ekebergparken
Fotos | Richard Tallaksen en Flickr-CC y Eva Paris
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