
Llegan las celebraciones navideñas, las luces de colores, los turrones hipercalóricos, los villancicos earworm y los encuentros familiares (lo que implica intercambio de regalos y de invectivas, en función del nivel de alcohol que corra por las venas).
Ante tal panorama, cada vez son más los que prefieren abandonar las celebraciones tradicionales en casa en busca de destinos especialmente navideños o anti-navideños, según nuestra ojeriza con la celebración de marras. Si lo que os gusta es el ambiente navideño, pero lejos del contexto casero, entonces os recomendaría la celebración en chez Sergio, pero como no cabéis todos en mi casa de campo, os voy a recomendar otro lugar que tuve la oportunidad de visitar hace un par de años. Y que nunca se me borrará de la memoria.
Bueno, normal, normal, no es. Porque en este pueblo siempre es Navidad. O sea, en esta época navideña es Navidad a tope, Premium, en todo su esplendor, y el resto del año continúa siendo Navidad aunque sea a medio gas. Me refiero a Rothenburg ob der Tauber, Rothenburgo para los amigos.
Todo en Rothenburgo es entrañable, desde las calles hasta sus tiendas o cafés. Hasta las personas parecen extrañamente entrañables. No en vano, esta antigua ciudad imperial medieval amurallada fue la inspiración de Disney para dibujar el pueblo de Pinocho. Las casitas pintorescas y pintadas de colores chillones, las flores en las ventanas, el pavimento empedrado irregularmente, una torre vigía, las casas de paredes entramadas típicas de la región de Franconia… todo parece estar hecho para gastar la batería de tu smartphone vía Instagram (sin filtros, of course, porque los filtros, en Rothenburgo, vienen de serie).
La tienda es tan grande que en su interior alberga también una especie de pueblecito navideño en cuya plaza central se alza un enorme árbol blanco decorado profusamente con tantas luces que dejan Times Square como un lugar en penumbra. Ya sabéis, fotones por doquier.
La tienda también alberga el Museo Alemán de la Navidad, que nos permite descubrir cómo han vivido los europeos la que me parece una de las tradiciones más alegres y divertidas del año. Será que me encanta el frío.
Fotos | Sergio Parra En Diario del viajero | Una navidad especial en Weimar, Alemania | La ruta de los castillos en Alemania