Robin ya no es un peligro. Está recluido en el bosque. Sherwood es su prisión. Si sale de ahí, caerá en nuestras manos.
Nada más lejos de la realidad. El valiente Robin se refugió en el bosque de Sherwood y desde allí fue el azote de los ricos y explotadores señores. No estaba sólo, una corte de amigos incondicionales luchaban a su lado hasta que finalmente el Rey Ricardo, que volvía de Tierra Santa, devuelve sus títulos nobiliarios a Robin y los demás perseguidos y puede, por fin, desposar a su amada.
Toda una historia romántica que se desarrolla en gran parte en el mítico Bosque de Sherwood.
Recuerdo haber recorrido los caminos locales entre Nottingham y Sheffield, camino de Leeds, buscando la sombra del mítico bosque. En mi imaginación lo veía enorme, sombrío pero acogedor. Como un gran manto de árboles extendiéndose por los prados ingleses hasta donde se pierde la vista, cercando castillos, bordeando ríos, dejándose cruzar por algún camino.
Nada más lejos de la realidad (otra vez).
La "campiña inglesa" de la zona está llena de pueblos, gasolineras y malos restaurantes de paso, accesos a la autovía M1, tierras de pastoreo, caminos y minas de carbón.
Entre todo ese enjambre humano y animal, apenas sobrevive una parte de aquel Bosque de Sherwood. Unas 460 hectáreas se mantienen intactas y la población de robles más grande de Europa, se encuentra entre sus límites. Algunos de los ejemplares más antiguos tienen hasta 500 años, aunque cada año se pierden más y más.
Poco a poco los robles van desapareciendo y con ellos, se va también lo que queda de la historia mítica de Robin Hood. Mientras tanto, unos 500.000 turistas se acercan cada año a este bosque para recorrer los senderos interiores y observar su flora. Entre el patrimonio único de este bosque, encontramos 100 especies de mariposas.
Foto | Wikipedia En Diario del Viajero | Leeds: Volver a la época de los caballeros