Si buscas una imagen típica de Alsacia, debes acercarte al pequeño pueblo de Colmar. Un bello ejemplo de la fisonomía regional a la que se describe como “la más alsaciana de las ciudades de Alsacia“. En sus casco urbano encontrarás todos los elementos tradicionales como los frentes con vigas de madera a la vista, balcones floridos, grandes tejados, trabajos en hierro forjado. Una postal viva que te encantará recorrer.
El casco histórico de la ciudad, surcado por canales, es un muestrario de casas de estilo gótico alemán y del Renacimiento. Recorrer las calles y el río (un paseo en barca es una buena idea) te llevará al ambiente de siglos pasados. Sus fachadas de colores combinan la madera en varias alturas, y las plazas y terrazas son ideales para sentarte a observar y admirar la ciudad.
Tal vez la casa mas famosa sea la Casa Pfister, construida en madera y piedra en 1537. Su frente está íntegramente decorado con imágenes pintadas y con los tradicionales balcones. La estampa típica. Otra de las casas para observar detenidamente es la llamada Casa de las cabezas. Un edificio histórico del siglo XVII convertido en hotel desde 1898.
Muy cerca de allí, en el corazón histórico de Colmar, se encuentra el Museo de Unterlinden, ubicado en el antiguo Convento de los dominicos. Su fondo se dedica a obras maestras de la pintura alemana del Renacimiento y de muebles y esculturas. También tiene una pequeña exposición de piezas arqueológicas de la zona y de arte decorativo tradicional de la región: cerámica, muebles, instrumentos musicales, armas o joyas.
Como Colmar se desarrolla a ambas márgenes de un río, hay muchas inolvidables imágenes que “cosechar”. Un pequeño puente en la calle Turenne ofrece una hermosa vista que muestra la alineación de las casas a lo largo del agua. El paseo junto al río puede ser un broche de oro a la visita de esta joyita alsaciana.
Foto | Tambako y Murciélaga en Minube.com
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