En la mayoría de pueblos de Aragón el transporte público o es deficitario o brilla por su ausencia. Lo vimos con Alquézar, en Huesca, considerado por la Organización Mundial de Turismo (OMT) como uno de los 32 mejores pueblos del mundo, y al que resulta una odisea llegar si no vas con coche.
La España vacía forma parte de multitud de discursos políticos, pero a la hora de dotarla de servicios las buenas intenciones se desvanecen. Aunque tendría lógica pensar que es porque no hay suficientes usuarios para un autobús o una parada de tren, no es el caso del destino turístico que hoy nos ocupa: Albarracín.
Según los datos recogidos por Holidu, un buscador de alquileres vacacionales, este precioso rincón de Teruel tiene apenas 990 habitantes, pero recibe al año 23.119 turistas. Esto lo convierte, después de Peñíscola, en el segundo municipio de España con más masificación turística, con 23,3 turistas por habitante. Aun así, acceder a él no es fácil.
Un bus para llegar y ninguno para volver
Uno de los principales objetivos del gobierno, y de la Agenda 2030, es que dejemos el coche en casa y lo sustituyamos por transporte público, pero en Albarracín, tanto los turistas como los residentes, no tienen suficientes alternativas para hacerlo.
Para llegar desde Teruel hay un autobús que sale de lunes a sábados laborables a las 14:10 horas y llega a Albarracín a las 14:55 horas. La vuelta es al día siguiente a las 8:50 de la mañana, por lo que toca quedarse a dormir sí o sí.
La estación de tren más cercana es la de Cella, ubicada a unos 23 kilómetros. Desde allí, la única opción de traslado hasta Albarracín es en coche o taxi turístico.
Contar con un mayor número de autobuses no solo haría el pueblo más accesible y sostenible, sino que también ayudaría a descongestionar el centro urbano de vehículos. Un inconveniente que ahora se está intentando solucionar recurriendo a un exceso de estacionamientos de pago.
Su instalación ya provocó las quejas el año pasado de la delegación de Escalada Sostenible en Albarracín. Un colectivo que suele realizar estancias turísticas largas en el pueblo, y al que pagar 4 € por día le supone un gasto extra significativo. Hablamos de 120 € de parking al mes, sumados a la estancia, restaurantes, etc.
Aunque obtener una recaudación de casi 300.000 euros al año con la zona azul, en un pueblo de 900 habitantes, quizá suena lo bastante bien como para preferir que los viajeros sigan llegando en coche.
El bus no es el único problema, la vivienda escasea
Lo hemos visto en Ibiza, el caso más extremo, en Cádiz, en Barcelona, en Málaga… Sube el turismo y, a la vez, se dificulta el acceso a la vivienda para los residentes.
Daniel Úbeda, alcalde de Albarracín, explicó a El Periódico de Aragón que los trabajadores de hostelería y la gente joven están teniendo dificultades para encontrar casa o piso. La razón es la de siempre; son muy pocos los propietarios que quieren destinar las viviendas a alquiler de larga temporada, pudiendo sacar mucho más rédito con los alquileres turísticos.
El ayuntamiento piensa construir viviendas de protección oficial y tiene previsto rehabilitar varios edificios de titularidad municipal para hacer pisos de alquiler. Mientras, como comenta una vecina, ya hay listas de espera para los pocos pisos disponibles, aguardando a que el inquilino actual se marche. A día de hoy, en Idealista, hay una sola vivienda en alquiler.
Con más plazas hoteleras (1500) que vecinos y un centro ocupado por turistas, se corre el riesgo de que, como pasa en tantos otros destinos turísticos, el casco histórico acabe convirtiéndose en una especie de parque temático de lo que un día fue.
Sería justificable si esta situación se tradujera en mejores servicios para los albarracinenses. Sin embargo, en lo que respecta al transporte público, al menos de momento, no parece que vaya a ser el caso.