Norte de Extremadura: el paisaje del agua en Las Hurdes
Como comentaba hace unos días, he pasado unos días en el Norte de Extremadura recorriendo algunas comarcas nuevas para mi. Una escapada a la Sierra de Gata me llevó a un viaje en el tiempo, con pueblos encantadores y tradiciones vivas.
El siguiente paso fue internarnos en Las Hurdes, una comarca donde el agua es protagonista principal de su paisaje, hilo conductor de la vida diaria en un espacio donde el terreno no ha puesto fácil la comunicación de sus pueblos.
Las Hurdes ha sido desde siempre una comarca apartada. En el extremo norte de la provincia de Cáceres, y con una orografía difícil, Las Hurdes están talladas en los lomos escarpados de las Sierra de Las Mestas, La Corredera, El Cordón y El Retamar.
Con picos que llegan a superar los 1500 metros de altura ( "el Mingorro" y "la Boya" de 1.627 y 1.519 metros respectivamente), las sierras se incrustan como un gran manotazo en el terreno abriendo cinco valles: valle del Río Ladrillar, valle del Río Hurdano, valle del río Esparabán, valle del Río Malvellido y el valle del Río de los Ángeles.
Uno de ellos en particular, el Valle del Malvellido es una verdadera joya. Encajonado entre las paredes de las sierras, es el valle habitado mas angosto de Europa y donde se escalonan distintos pueblos como El Gasco (en realidad, una "alquería", mas pequeño aún que un pueblo). Es este uno de los pueblos que conservan su estructura y arquitectura serrana mas genuina: casas bajas construidas en lajas de piedra, y donde se convivía casi con los animales.
Desde esta población se puede ascender en una caminata aventurera de una media hora, hasta la cascada de la Meancera, o seguir el curso del río hasta un mirador cercano donde ver la angostura del valle y las vueltas que dibuja el río.
En otro de los valles de Las Hurdes, el Valle del Esperabán, por ejemplo, ascenderás a lo alto de las sierras para descubrir los caminos que hilvanan sus pueblos. O podrás subir hasta la cima de Majá Robledo para descubrir un escenario lunar desde donde se extiende la vista por toda la comarca en 360 grados.
Los ríos en Las Hurdes se precipitan en innumerables cascadas, producen meandros, se embalsan y conectan pueblos a través de los valles. Hay puentes, miradores y mil oportunidades para disfrutar del abundante agua extremeña: balsas, playas, pozos a los pies de las cascadas, o divertidas piscinas naturales encadenadas de roca en roca.
Y siguiendo esas aguas llegamos al Mirador de la Antigua, sobre el trazado del río Alagón. Desde aquí puede verse uno de los paisajes únicos de Las Hurdes, de Extremadura y de Europa: el meandro mas grande y espectacular. El Meandro Melero es una maravilla natural, esperándote. (foto del inicio)
Y ya en este extremo de la comarca, os invito a visitar Las Mestes, una localidad cercana y acogedora. Allí se ubica una de las Hospederías de Extremadura, una red de alojamientos singulares y ubicados en lugares ideales para el descanso y la desconexión. Aquí está la Hospedería Hurdes Reales, ubicada sobre la antigua Factoría de Alfonso XIII, edificada en 1922.
Desde allí podemos visitar el mismo pueblo, encantador con sus calles íntimas y casas de laja; la pequeña iglesia parroquial o la encina milenaria que ha sido declarada árbol singular.
Y si te apetece vivir una experiencia diferente, puedes acercarte hasta una de las productoras de miel y convertirte en apicultor por un rato: vistiendo los trajes y mascaras, abriendo las colmenas para observar directamente los panales que rezuman miel. Nosotros probamos en Tío Picho en Las Mestas, uno de los mayores productores de miel y productos derivados. Porque Extremadura es una potencia a nivel mundial en lo relativo a la miel, y no podíamos dejar escapar la oportunidad.
Y para acabar el paseo por Las Hurdes, una cena típica con una ensalada hurdana tradicional: con sus gajos de naranja, su pimentón, cebolla, chorizo, jamón ibérico y huevo. Un festín como broche de oro.
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Fotos | María Victoria Rodríguez
En Diario del viajero | norte de Extremadura: Escapada a la Sierra de Gata