Cuando a fin de año se inaugure el séptimo ascensor urbano en Pamplona, esta ciudad navarra habrá ganado una nueva batalla a favor de la accesibilidad.
Muchas ciudades del mundo tienen ascensores urbanos para salvar las diferencias de altura entre sus barrios y a partir de ahora Pamplona se suma a ellas. Por ejemplo: el elevador de Santa Justa en Lisboa, el ascensor Polanco en Valparaíso (Chile), Barakaldo, Mónaco, Salvador de Bahía (Brasil).
El nuevo ascensor urbano de Pamplona salvará la diferencia de doce metros existente entre la calle Monjardín y la calle Valle de Egüés. El trayecto se realizará en 7,5 segundos y podrán transportarse hasta 21 personas o 1.600 kilos de carga.
Si te pasas por la ciudad, no estaría mal dar un “paseo” en ascensor urbano ya que además será un elevador panorámico, acristalado en todo su perímetro excepto en parte de sus laterales.
Pamplona cuenta con otros 6 ascensores urbanos más. El primero fue el de Erletokieta, en 2004, para salvar el desnivel entre Iturrama y la Milagrosa. Después se construyeron los elevadores de la calle Isaac Albéniz en la Milagrosa (2006) y el de Descalzos (2008), para unir Rochapea y Casco Antiguo en apenas un minuto. En 2008 el barrio de San Juan salvó la distancia entre las calles Monasterio de Irache y Monasterio de Fitero, con un ascensor que es el único que cuenta con una parada intermedia. Los últimos dos están en marcha desde hace poco: el ascensor de la Media Luna entre el parque fluvial del Arga y el II Ensanche. Y desde marzo hay un ascensor que evita las escalares existentes entre la calle Julián Gayarre y la plaza Felisa Munárriz.
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